“Los cursillos de cristiandad quieren llevar a todos los miembros de la iglesia la mejor noticia: ¡Que Dios nos ama!, y se basan en la amistad y en la fraternidad, intentando llevar a todos el entusiasmo de ser y de vivir el cristianismo”.
Eduardo Bonnín, laico español que siendo presidente de la ACJM en su natal Palma de Mallorca, junto con otros jóvenes dieron forma a sus inquietudes de “fomentar el hambre de Dios” entre los miembros de la Iglesia que hasta entonces, dijo, “se concretaban con ir a misa” y con la intención de tornarlos hacia un cristianismo dinamizado, lograron plasmar sus inquietudes con la creación del nuevo movimiento apostólico de la Iglesia, realizando el primer cursillo de cristiandad el 7 de enero de 1949.