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4/MAR/2025
Riunione di gruppo
Questo articolo riflette sulla Riunione di Gruppo come pilastro del Movimento dei Cursillos di Cristianità. Ne evidenzia l’essenza dell’amicizia sincera, il suo impatto sulla vita cristiana quotidiana e la sua capacità di connettere le persone in un cammino di fede e impegno comunitario.

Cursillo de Cursillos en Mallorca 1985. Este rollo, que por fin es el último, se llama -Reunión de Grupo-.

Quizás para empezar valga la pena contar algo en que participé yo hace ya unos años. Había un obispo, de cuyo nombre me acuerdo perfectamente, pero aquí no pienso decir, que nos hablaba a algunos, y nos contó que había estado conversando con el, entonces, Príncipe de España, Don Juan Carlos; había salido el tema de Cursillos y Don Juan Carlos le había dicho que él era cursillista, porque había hecho un cursillo de esos especializados, que criticábamos ayer, que se había hecho para militares en la Base Aérea de San Javier durante sus estudios en la Academia de Aviación. Y que había añadido: "Yo soy cursillista, pero soy un mal cursillista, porque no hago Reunión de Grupo". Y el Señor Obispo nos dijo que le dijo, que claro, que le comprendía perfectamente, que en su situación, para ser un buen cursillista no hacía falta hacer Reunión de Grupo.

Y entonces yo me quedé pensando lo bien que lo había entendido Juan Carlos, y lo mal que lo había entendido el Obispo.

Porque realmente el grupo es el nervio de todo el Postcursillo, el nervio de toda la realidad que abrimos en un Cursillo, o que a lo mejor se ha abierto antes pero se reabre en el Cursillo y que a lo mejor después se vuelve a cerrar y se reabre en la vida normal. Pero siempre que se vive en normalidad cristiana, nosotros creemos que se vive en Reunión de Grupo.

De la misma manera que la historia de cursillos, en muchos lugares ha sido, como les decía ayer, la historia de una manipulación, la historia de la Reunión de Grupo ha sido casi siempre la historia de una incomprensión. Desde el principio la Reunión de Grupo no fue digerida por mucha gente; al principio lo recordarán a lo mejor algunos todavía, se decía que esto no podría ser; que esto de que los seglares hicieran solos su reunión para aclararse y demás, no podría ser porque tendía a destruir y a suplantar nada menos que la dirección espiritual; y que era un sistema que quería inventarse Eduardo para convertirse en director espiritual de mucha gente, porque quería suplantar el papel de los curas.

Después, pues ha habido otras actitudes que incluso están publicadas, confiando a la Reunión de Grupo a ser lo que podríamos llamar un medio de perseverancia, como si fuera simplemente algo para no olvidar el cursillo, para seguir donde estamos. Pero no se ha entendido realmente lo que la Reunión de Grupo quiere ser dentro de todo el entramado del movimiento y del método de cursillos. También ha habido 20.000 intentos, a lo largo de toda la historia de la Reunión de Grupo, de cambiarla, de "mejorarla". Realmente muchas veces dan ganas de decir aquello del poeta: "No la toquéis más, que así es la rosa". Pero vamos a ver un poco todo esto.

Creo es conveniente que conozcamos eso tan sencillo, que los cursillos dicen -y es muy atrevido-, que sirve para toda la vida, para ir absolutamente peregrinando desde el encuentro, hasta el otro encuentro, hasta el más allá, y peregrinando cada vez más y mejor. Algo que sirva para eso, algún secreto debe tener. Y ese secreto evidentemente es que la Reunión de Grupo es un hecho de amistad.

Yo quisiera, si os parece, que hagamos un breve reconocimiento de las distintas formas que tenemos las personas de relacionarnos con los demás. Porque la amistad es una de estas formas de relación. Supongo que cada uno de nosotros no tenemos solamente relaciones de amistad, también las tenemos de otra clase. Y a medida que vaya diciendo los distintos tipos de relación, sería a lo mejor bueno que cada uno vaya pensando 'hombre, pues yo este tipo de relación lo tengo con Fulanito, con mi mujer, con la compañera de mesa en la oficina, con mi compañero del torno en la fábrica, o el que sea; o lo tengo con el vecino o la vecina del piso de mi casa.

Bien, la gente se relaciona de muchas maneras. Hay una relación de inhibición, que cada vez está más de moda. La gente pasa de los demás, se inhibe ante los demás; pienso eso de que más vale estar solo que mal acompañado. Así hay una serie de gente que están más o menos cerca, pero que para nosotros son perfectos desconocidos; casi nunca nos hemos fijado en ellos y uno dice aquello: "Me he encontrado con un señor por la escalera, y no sé si es mi vecino o no lo es", y cosas así. Nos inhibimos de los demás; tiende a pasar con mucha frecuencia.

Después hay relaciones con los demás de dominio, ¿verdad? De dominio, algunas veces conseguido. Hay gente que tiene auténticamente sometida, dominada, a otra, que le obedece. Quedan pocos, pero los hay; y sobre todo sí hay mucha gente que intenta dominar. Intenta dominar y procura que el otro pase por sus aros, que el otro haga lo que él quiera, aunque muchas veces no lo consigue. Contábamos en el cursillo aquello de que cuando el padre de familia pega un puñetazo en la mesa y dice 'aquí mando yo', es señal que hace ya aproximadamente tres años que dejó de mandar. Porque realmente, cuando alguien manda, cuando alguien motiva, cuando tiene autoridad en un sitio, no necesita dar ningún puñetazo en la mesa. Creo que dirigir es muy difícil, muy difícil, pero se tiene que hacer sin dominar. Y estamos hablando aquí de esta relación específica, que es la de querer dominar al otro.

Otro tipo, que es una dominación mucho más sutil y que se lleva muchísimo, es la que podríamos llamar la instrumentalización del otro. El tratar a los demás como si fueran cosas. "Este ¿de qué me puede servir?": Este es el que me puede prestar dinero; aquél es el que me puede buscar trabajo para mi hijo; aquel otro es el que me puede llevar en coche a no sé dónde; aquel otro es el que me puede aclarar una duda, etc, etc. Utilizamos a los demás. Instrumentalizamos a los demás continuamente en nuestras relaciones.

Hay otra relación con los demás (a lo mejor estoy alargándome demasiado), que es de simple inmersión en los demás, formando una masa. Se trata de la típica reacción del estadio o la discoteca llena. Se siente uno, pues, uno más. Está inmerso en un montón de gente. Hay un todo, pero el todo no está exactamente compuesto de personas, sino de individuos, que forman un bloque. Si uno se siente allí más o menos cómodo, "Vicente va donde va la gente".

Otro tipo que se da, opuesto al dominio y a la instrumentalización, es la sumisión. Hay mucha gente que tiene miedo a la libertad; mucha gente que busca un papaíto para toda la vida. Y no se entera, de que a los 18 años es la mayoría de edad. No quiere enterarse. Lo que quiere es alguien que le diga lo que tiene que hacer, y cómo tiene que hacerlo. Y cuando se encuentra con lo de cursillos, realmente al principio se desconcierta un poco, porque esto de que nunca le digan el cómo, le fastidia; él lo que quisiera es que le dijeran cómo tiene que hacer las cosas, y en qué ambiente; dónde y cómo las tiene que hacer. Pero por desgracia, siempre, siempre hay alguien que le consuela. A pesar de que la línea de cursillos no es ésta, siempre hay alguien que le dice cómo tiene que hacer las cosas. Y entonces es feliz, porque ya tiene esta seguridad que buscaba, y adopta y sigue adoptando, tristemente también después del encuentro con Cristo, esa actitud de sumisión; una actitud muy filial, muy obediente; y nadie se mete con él, es encantador, pasa por una excelentísima persona. Lo único malo que ha hecho ha sido abdicar de algo tan serio como es ser vida.

Bien, también hay relaciones de enfrentamiento. Y no solamente porque uno tenga un enemigo y se pelee con él, no; sino que muchas veces lo que hay es ese enfrentamiento ocasional, de decir: "No, es que yo digo las cosas siempre muy claras, yo soy Santa Clara." ¡Santa Clara! - ¡Santa Malcriada! Porque hay que ver las veces que se dicen las cosas al otro como si ése fuera la pared de un frontón, para que reboten, y para que le hagan daño en este momento. Hay que ver qué relaciones de enfrentamiento tenemos nosotros sin reconocerlo casi nunca.

Todas estas formas de relacionarse que he dicho hasta ahora no se incluyen en el diccionario del Evangelio. Todas estas quedan fuera. Luego hay otras, que quedan dentro, porque quedan dentro de la vida: por ejemplo hay relaciones de simple coexistencia. Hay gente que está en nuestro mismo ambiente - a lo mejor un ambiente grande- y tenemos poco contacto con ellos. Estamos allí, simplemente juntos, pero no hacemos nada especialmente juntos. Está en otro departamento, sale a desayunar a otra hora, no tenemos las mismas aficiones, apenas le conocemos; coexistimos con el.

Hay otra gente con la que tenemos una relación de colaboración. Colaboración ocasional, en un negocio, en una aventura que pasamos juntos, un viaje que hacemos juntos. Nos ayudamos en una cosa, o transigimos con él en otra.

Hay después otra gente con la que ya tenemos una relación de compañerismo. Están en nuestro mismo ambiente, y el compañerismo es ya casi una amistad. Es, diríamos, una amistad especializada. Con este señor, por ejemplo sólo tenemos contacto para el trabajo, o sólo tenemos contacto para el fútbol, o sólo tenemos contacto para el club, o para la discoteca. Son compañeros para una cosa determinada. Pero en esa relación de trabajo, o de lo que sea, nos portamos realmente con cordialidad, como en una relación de amistad.

Y luego están ya las relaciones de amistad. Relaciones de amistad que podríamos clasificar en tres grandes grupos: una relación de pareja, y no me estoy refiriendo solamente a la heterosexual; una relación de comunidad de amigos, de grupo grande, donde la gente se relaciona entre sí en tanto que persona; y la más normal, que es tener algunos amigos, tener un grupo de amigos. Esto último es algo que sucede normalmente en el mundo. Y aunque siempre hay teóricos, que dicen: "Huy, eso de la amistad, hay que ver y precisar lo que es...", yo creo que si salimos por ahí a las calles, como aquel Señor, cuando no le fueron al banquete, y preguntamos a los que pasan cuántos amigos tienen, la gente sabe lo que es un amigo. La gente sabe lo que es la amistad. Y creo que por eso precisamente el mensaje de Cursillos sigue vivo: porque conecta con algo que está vivo en la realidad. La gente quiere tener amigos, y sabe quiénes son más o menos sus amigos. Y no suele tener muchos, suele tener algunos. Y esos algunos, hay veces que están cada uno por su lado: uno tiene un amigo que está en un ambiente, y otro amigo que está en otro. Y hay otras veces, que no, que se forma un grupo de amigos, que son amigos de todos a todos.

Estas, diríamos, son las grandes líneas. Hemos dado un vistazo a todas las formas de relacionarse, aunque supongo que hay muchas más. Y ahora estamos hablando solamente de esa relación de amistad, de esa relación de persona a persona.

La gente se une solamente, o por ideas, o ante un peligro o por intereses. Esto siempre suele ser así. Me parece que es Ortega el que dice que los españoles sólo nos unimos ante un peligro o ante un programa. Pero realmente, además, está el tema de los intereses, que evidentemente une a muchísima gente también. Hay gente que se une por las ideas, y es enormemente bueno que se una por eso. Hay otra gente que se une ante un peligro; los ecologistas, por ejemplo; y también está muy bien que lo hagan.

Hay también gente que se une por intereses; a veces es bueno que lo hagan, y a veces nos fastidian a los demás, porque los intereses suelen pagarse. Pero hay otra forma, una forma que es la genuinamente humana y la genialmente evangélica. Y es la misma forma que tiene Dios de relacionarse con el hombre. Y es la mejor que puede tener el hombre de relacionarse con el hombre. Es relacionarse con el otro en tanto que persona. En tanto que persona, o sea, no porque es guapo, no porque hace las cosas bien, no porque ha dado un buen rollo, no por esto o aquello. No. Sino porque es él, porque es alguien.

Eso supone creer en el hombre, y esto es muy difícil. Es muy difícil por lo visto, porque todos los tinglados que hemos visto en cursillos no suelen venir de que la gente no cree en Dios, suelen venir de que la gente no cree en el hombre; en que ese hombre realmente sea capaz de ponerse de pié encima de sus plantas y dirigirse y andar junto con otros hacia su plenitud; desde su verdad hacia la realización de todas sus posibilidades, que son enormes, que son nuevas siempre. Y eso, poder relacionarse con el otro como persona, realmente es muy, muy, difícil hacerlo, si uno no tiene fe. Es muy difícil. Es normal y hasta fácil tener amistad con un señor determinado, con una señora determinada, que nos cae bien, que tiene nuestras mismas aficiones o las tiene complementarias, que habla más o menos el mismo "lenguaje" (entre comillas) que hablamos nosotros, etc. Pero tener una actitud de amistad en general, ante todo el mundo, porque son personas; estar dispuesto a ser amigo de aquel que se cruza ocasionalmente con nosotros, o que está continuamente a nuestro lado, eso realmente no suele suceder si no es porque hemos descubierto que somos él mismo. El mundo tiene un sentido, un solo sentido, y por lo tanto Cristo soy yo porque vivo en gracia, es él, es el otro. Y entonces sí, como son nosotros mismos, cómo no vamos a ser amigos; cómo no vamos a establecer esta relación de persona a persona, esta relación íntima, seria; sabiendo que el otro es la fuente, aquella fuente de que nos hablaba Eduardo en versos de Marquina. De modo que es verdad Lo que nos decía el otro día nuestro amigo, nuestro Unamuno, particular, eso de que la verdad nos hará amigos. Cuando nos acercamos a la verdad del otro, cuando nos aproximamos, cuando sabemos cabalgar a su mismo trote, cuando sabemos acompasar de verdad, el ritmo de nuestro corazón a sus latidos, entonces descubrimos algo muy serio, y es que aquel individuo, por ser persona, es algo tan importante dentro de la creación como nosotros y como el mismo Cristo. Porque es parte de un todo, es esencial en ese conjunto, que podemos llamar Cuerpo místico, que podemos llamar Evangelio, que podemos llamar como queramos, y que los cursillos solamente quieren destapar; porque los cursillos no son un invento, son un descubrimiento. Los cursillos son como el petróleo; se intenta aflorar lo que ya está allí. La verdad es que lo que intentamos, creyendo en el hombre, es que los que se han encontrado con Cristo -normalmente entre nosotros en el cursillo-, y que son amigos, pues que convivan, que compartan lo que vivan. Esto es la Reunión de Grupo.

Para entender bien la Reunión de Grupo hay que saber una cosa: lo más importante no es la reunión; lo más importante es el grupo. El grupo de amigos.

Para eso tenemos que tener en cuenta qué es un grupo de cristiandad, al que podríamos llamar también de cristianía. Diríamos que es el equilibrio entre lo más plural, siempre que pueda ser íntimo. Este binomio, el equilibrio entre pluralidad de gente -variedad de gente- e intimidad, es el que intenta conseguir ese grupo de amistad. Por lo tanto, dos son demasiado pocos, y seguramente siete son demasiados. Se trata una vez más de los niveles de intimidad, de que nos hablaba antes Eduardo.

Realmente entre tres y seis personas suele ser lo normal para que un grupo pueda comunicarse de verdad lo que vive.

Otra característica es que son grupos que tienen una estabilidad sin vínculo. Antes, hace unos años, se decía que en España no existía el divorcio, pero existía el 'ahí te quedas'. Pues bien, en la Reunión de Grupo existe el divorcio y existe el 'ahí te quedas'. Son grupos estables, pero no tenemos ninguna obligación, ningún compromiso, de seguir haciendo siempre Reunión de Grupo con los mismos. En la medida en que la amistad se mantiene, se mantendrá el grupo; si falla la amistad, si no hay grupo, por favor, no nos empeñemos en que haya reunión, porque estamos haciendo un pan como unas tortas.

También es importante saber que las relaciones en estos grupos se dan a nivel de personas, y por lo tanto la Reunión de Grupo es de los pocos sitios donde el todo no es más importante que las partes. El todo de la Reunión de Grupo son las partes. No es un grupo para algo. No es que unos señores hagan Reunión de Grupo para que funcione una asociación de no sé qué, o un club de fútbol, o un negocio, o cualquier otra finalidad. No. Sino que la realidad del grupo se agota en sus componentes. De los mil y un tinglados que hay por ahí, de los que yo aprecio muchísimo a muchísimos, que conste, creo que los cursillos son el único, en el que no nos reunimos 'para'. Nos reunimos 'por'. No nos reunimos para hacer tal cosa o tal otra. Nos reunimos porque somos amigos, porque nos hemos encontrado con Cristo, porque queremos seguir adelante.

En el postcursillo hay dos tipos de grupos. Básicamente está el grupo para compartir lo que se vive. Y también hay otros grupos, que son para compartir lo que se convive. Esto es, dicho de otra forma, lo que desde el principio se llamó la Reunión de Grupo 'con quien quieres y con quien debes'. A mí es que eso de 'con quien debes' no me gusta nada. No me gusta deber. Lo cierto es que hay gente que forma un grupo porque son amigos. Y a esta gente, se les pide, se les facilita, que compartan entre ellos lo que cada uno de ellos vive. Hay otra gente, que son amigos, que son cristianos, y viven en un mismo ambiente; y estas personas se reúnen entre ellas para compartir esa vivencia común, que tienen en ese ambiente. Los primeros serian los grupos 'con quien quieres'. En ellos se eligen por ser amigos, los que mejor se caen, los que mejor les pueden hacer funcionar por las vías del Señor. Los otros grupos, pues los integran los que están vivos en un mismo ambiente.

Para compartir lo que se vive, creo que evidentemente lo más tontorrón sería vivirlo todo todos juntos, o sea, no se trata de casarse con nadie, ni de convivir todo el rato con nuestros amigos. Hay veces que es empalagoso, y que dedicamos demasiadas horas al cultivo de esto, saliéndonos de nuestra normalidad. Se trata de compartir lo que se vive. Lo que vive cada uno en su zona, en su área, en su ambiente, en su normalidad.

En cambio, el grupo no está pensado para compartir lo que se sabe. Para eso hay otras cosas. Había Círculos de estudio, ahora hay Seminarios de mil materias, Y grupos teológicos o catequéticos.

Tampoco es para compartir lo que se hace. El grupo no tiene una función, una misión, concreta, de acción, de actividad; entonces no sería un grupo, sería un equipo; como un equipo de fútbol, que está para marcar goles. O sería una célula, como hay muchas organizaciones humanas, que trabajan en forma de células, de actividad, de activistas, para conseguir algunos objetivos concretos, y está muy bien. Pero la Reunión de Grupo no es eso.

Tampoco es una psicoterapia de grupo; tampoco se creó para eso, aunque también se intentaba muchas veces, convencernos que hay que juntarse para la "corrección fraterna". No, no. En los grupos abundan por desgracia los torquemadas de vía estrecha. La gente con vocación discreta de inquisidor, que, cuando el otro cuenta su problema o su fracaso, o su angustia, barrenan bien allí, para que se avergüence bien, para que salga todo el morbo. Y no es esto. La Reunión de Grupo no es reunirse para hacer psicoterapia.

Tampoco es reunirse para pasar el tiempo, para pasar unas horas; no es una tertulia. Ni la reunión es una tertulia, ni el grupo es una pandilla. Creo que eso queda claro, o tiene que quedar claro. El grupo es mucho más que, todo esto.

Tampoco es evidentemente para compartir lo que se tiene. Eso sería una comuna o una comunidad, o en el mejor de los casos una familia, pero no sería un grupo de amistad, un grupo de cristiandad.

Tampoco el grupo es para compartir lo que distingue. Muchas veces, cuando se montan Reuniones de Grupo, tienden a montarse como si fuera un "Belén". Vamos a poner un pobre con un rico, con un intelectual, y con un artista. Y vamos de poner tres de aquí, tres de allá. No se trata de componer belenes, ni se trata de compartir lo que distingue. Para esto está la Ultreya y lo hace muy bien.

En el grupo básico es que lo que una sea de verdad la amistad. Así el grupo, precisamente porque compartimos lo que vivimos, nos permite ser nosotros mismos, serlo donde estamos, y ser feliz, ser mejor cada día. Esa es la finalidad de este compartir.

Nosotros, en nuestra vida normal, vivimos todos los días muchas cosas. Estas cosas, las positivas, en realidad sólo son dos. El amor a Dios y el amor al prójimo que vivimos. Y eso necesitamos compartirlo con alguien; necesitamos no solo contárselo, sino que el otro lo escuche de verdad, que el otro lo digiera, que el otro lo incorpore. Y, si no es amigo, no lo hará. Si no es amigo, lo escuchará, y nos dará su receta, nos dirá su solución mágica, su consejo, su punto de vista. Y entonces sí podría ser que la Reunión de Grupo se convirtiera en una dirección espiritual mal entendida. Pero cuando el otro es amigo, no pasa eso.

Nosotros le decimos lo que vivimos, y el otro lo ‘asimila’ y lo vive, lo incorpora a su propio caudal, a su propia ilusión y a su propia realidad. Por eso la amistad es lo único que nos permite ser nosotros mismos; es lo único que nos permite ser felices -cada vez más felices- ahí, donde estamos, y ser mejores, más eficaces, etc.

Esta reunión basada en las ganas de convivir que tienen los amigos, es la que hemos llamado 'con quien quieres', en la que hemos dicho que se trata de compartir lo que se vive. Hay otras reuniones que son para compartir lo que ya se convive. Y la nota común de éstas hemos dicho que es que, esos cristianos, que son amigos, tienen presencia en un mismo ambiente. Puede ser una fábrica, una empresa, puede ser un club de fútbol, puede ser cualquier ambiente. Hay algunas personas concretas, que han entendido el mensaje, que son amigos y están dentro del mismo ambiente; pues lo normal es que se reúnan, que procuren que la acción de todos allí dentro -o mejor, que la vida de todos ellos- sea más eficaz en ese ambiente en que se mueven. Sería absurdo -sería no haberlo entendido- que estén dentro del mismo ambiente y se saluden por el pasillo, y se vean en la Ultreya, sin más. Lo normal es otro nivel mayor de convivencia. Se decía eso de 'con quien debes', porque es de sentido común que, si estás viviendo al lado de alguien cristiano, tienes que reunirte con él para decir juntos "cómo lo estamos haciendo, cómo lo podemos hacer mejor, etc."

Hay una serie de grupos de ese tipo, porque se participa en el mismo ambiente, que son específicos del Movimiento de Cursillos. Y en concreto, las Reuniones de Grupo o los grupos, que se forman dentro de la Escuela de Dirigentes; el Secretariado (como nos decían hoy en un rollo que recordaré toda mi vida), que es también una Reunión de Grupo; y las Reuniones de Grupo que hacemos en la Ultreya. Yo quisiera que lo entendiéramos bien. Cada uno, si los cursillos se realizaran de verdad, viviría en Reunión de Grupo con sus amigos. ¿Cual sería el peligro entonces? Cada uno seguiría adelante, porque todo lo bueno cuando se comparte se multiplica, y lo malo se derrite al calor de amistad.

El podría seguir, pero el grupo a lo mejor iría bajando.

Entonces el secreto es muy sencillo, como todo en cursillos: es poner en conexión a todos los grupos. Hacer que los distintos grupos que están funcionando por ahí, de vez en cuando se junten y se remuevan bien, y "agítese antes de usarlo". Y esto es la Ultreya. Pero esa Ultreya, que es ese cóctel de Reuniones de Grupo, resulta que se configura como un ambiente, un ambiente más; exactamente como un club de fútbol, o una empresa. Hay gente que pertenece al ambiente de la Ultreya, además de pertenecer al ambiente de su empresa, de su familia, de su diversión, etc. La Ultreya es un ambiente. Y ahí hay unas vértebras. Se van configurando; hay gente que influye más que los demás. Hay personas hacia las que la gente siente mayor simpatía. Hay gente que incide más en la admiración de los demás, y en la Ultreya se forman constelaciones y se van descubriendo vértebras. Estas vértebras de la Ultreya son los dirigentes.

Estos son los que tienen que ir a la Escuela de Dirigentes, de la que hablábamos antes. Y allí también estas vértebras tienen que funcionar en grupos. Tienen que agruparse, porque si no, la Ultreya sería una excéntrica, que dicen en geometría. La Ultreya tiene que ser concéntrica en el Señor y concéntrica en la persona. Por tanto, los grupos que se forman en la escuela son de ésos, son 'con quien debes'. Son vértebras de un mismo ambiente y tienen que juntarse en la escuela, para decir: "¿Que hacemos en la Ultreya? ¿Que hacemos en el precursillo?"

Como será también una Reunión de Grupo 'con quien debes', de este tipo, la del equipo que elige el rector del próximo cursillo, pues realmente los dirigentes de un cursillo se tienen que reunir un montón de veces, tienen que compartir este ambiente concreto del próximo cursillo; antes de hacerlo; para que cada uno sepa exactamente su cometido y temple su espíritu, temple su criterio, y para que se prepare la organización, etc. Y no tienen que dejar de reunirse precisamente el día de la clausura, ni muchísimo menos. Luego tendrán que preocuparse del "rodaje" de los que asistieron al Cursillo, de fomentar su incorporación a Reuniones de Grupo o del montaje de grupos nuevos. Entonces esa Reunión de Grupo desaparece. Perfecto, hasta el próximo cursillo.

Pero en la escuela hay también otros grupos que tienen una misión concreta; me parece que en la escuela de Palma son cinco los grupos, y en otra escuela pueden ser otro número cualquiera. A la escuela de dirigentes no se va a aprender; a la escuela se va básicamente a conectar entre sí las vértebras de ese ambiente, que es la Ultreya, para que se potencie mucho mejor toda la dinámica del movimiento.

También se aprende en esa escuela, se aprende un montón, de técnica y de criterio, porque hay una sesión todas las semanas para eso. Pero básicamente de lo que se trata, es de conectar, de conexionar, de hacer converger la acción de las vértebras de este ambiente concreto que llamamos Ultreya.

El Secretariado evidentemente también es una Reunión de Grupo especializada, que tiene una misión concreta, que es la parte organizativa del movimiento. Creo que hoy Juan Aumatell nos explicaba magníficamente bien el espíritu y el talante con que se mueve esta Reunión de Grupo del Secretariado. Creo por tanto que esta claro que este grupo no es más importante que los demás. En realidad es un grupo que tiene una misión bastante desagradable. Yo, de las cosas que estoy más contento, es que hasta ahora me he librado siempre; nunca he estado en un secretariado. Y quisiera morirme virgen de este pecado. Sin embargo algo he influido en cursillos.

Donde de verdad se vertebra el cursillo y donde se vertebra todo el movimiento es en la escuela. El secretariado, yo creo que es una desgracia, que les cae a unos pocos. A donde tenemos que llevar todas nuestras inquietudes es a la escuela; no echemos la culpa de los fallos al secretariado. El movimiento de cursillos casi nunca va mal por culpa del secretariado. El secretariado es una pieza puramente funcional dentro del movimiento, y bastante desagradable para los que lo ocupan. Lo verdaderamente importante en el movimiento es la Ultreya, como nos decían antes y para funcionar necesita la escuela. Y ahí es donde tenemos que debatir todo, donde tenemos que aclararlo todo. Bueno, en cuanto a lo de debatir, quizá convenga aclarar también, que cuando un hermano no está de acuerdo con otro hermano, ya decía el Nuevo Testamento que lo mejor es cogerlo aparte, y decírselo. No se trata de soltarlo en la escuela de dirigentes así sin más ni más. Cuando no te pongas de acuerdo con este hermano, con el que tienes la divergencia, entonces lleva esa divergencia etc., vds. saben como sigue, porque el Nuevo Testamento supongo que se lee de vez en cuando; otra cosa es si lo asimilamos, pero leerlo creo que todavía sí.

Bien, creo que es importante saber bien qué son estas Reuniones de Grupo específicas, propias del movimiento de cursillos. Porque nadie tiene vocación de pertenecer al secretariado, se lo aseguro; sería contra natura. Nadie tiene vocación de eso. Le toca; " le toca la china". Hay mucha gente, en concreto, que se sienten vértebras en el ambiente de la Ultreya; que tiene vocación de dirigentes de cursillos. Hay otros que no; siempre hay gente que se apunta a la escuela, pero son meros espectadores, porque no se comprometen con la Ultreya. No les ilusiona mover aquel ambiente, no se sienten responsables de la Ultreya. Entonces, van a la escuela de dirigentes, y a lo mejor se creen dirigentes, pero no lo son; no lo son.

Hemos visto ya un montón de clases de grupos: los temporales -esos que se hacen para ir al cursillo-, los del propio ambiente, los de amigos, etc. Un caso muy singular es el de las Reuniones de Grupos, los grupos, que se hacen, que se forman en la Ultreya, y que son ocasionales. ¿Por que? Pues, porque la Ultreya consiste precisamente en eso. En conectar todas las Reuniones de Grupo, para que no se caigan. Si no, no se formaría el entramado del movimiento. Los grupos son la base de nuestra dimensión cristiana. Pasa con los hombres como con las cosas: para saber dónde está América, no se puede entender, si no es en relación a algo; habrá que decir que está entre tantos grados norte y tantos grados sur de longitud y su latitud, o decir que está a la izquierda de Europa y a la derecha de Asia. Nosotros en nuestra vida también siempre somos solamente en relación. Somos en amistad, que es la verdadera relación entre las personas. Solamente somos nosotros, cuando somos capaces de ser un grupo, de ser en amistad. Y hay que abrir estos grupos y conectarlos entre sí. Por eso, evidentemente, si en la Ultreya hiciéramos siempre reunión con los mismos, la finalidad de la Ultreya no se cumpliría nunca. A ser posible en la Ultreya tenemos que hacer reunión con gente, que no conozcamos, como nos decía Eduardo. Conectar con las caras nuevas que veamos, sin tampoco acoquinar al que entra allí por primera vez, por supuesto. Pero es para eso, para que la energía de todos llegue a todos. Así también el rollo de la Ultreya, que preocupa a mucha gente, que pregunta "hombre, ¿no podríamos aprovechar para hablar de algo más?" Pues, no. ¡Si es lo mismo! Es hacer una Reunión de Grupo muy atípica. De la misma manera que en la reunión por grupos de la Ultreya lo que hay que contar es lo que se ha vivido durante la semana, pues luego en un rollo uno cada vez cuenta cómo vive, en general. Cuenta su vida. Y, como creemos en el hombre, como creemos en la persona, resulta que la vida de alguien nunca es aburrida. Sólo son aburridos los rollos de la Ultreya, cuando en lugar de contarnos su vida, el rollista nos cuenta sus teorías, o nos cuenta sus preferencias, o nos cuenta otra cosa. Cuando el individuo dice lo que vive, siempre, siempre, lo dice bien. Siempre llega a alguien, y llega dentro de nosotros si estamos en la actitud adecuada.

Creo que tenemos que saber que el panorama del movimiento es éste. No sé si lo he explicado con claridad. Pero en cualquier caso, la realización ya está en nuestras manos. A ver qué es lo que hacemos con él. Porque también sabemos lo que es el secretariado, pero puede pasar, que cuando a alguien le nombran, pues se le suba a la cabeza el cargo, o se le baje a los pies la voluntad, porque vea que la otra gente no tira del carro, y piense "aquí no se puede hacer nada"; o se le suba a la garganta lo que sea y se asuste, que es la actitud adecuada. El santo real miedo a su responsabilidad. Y cuando alguien está en la escuela, puede ir en plan devoto y de aprendiz, o puede ir en plan de vértebra, que es como hay que ir. Y cuando alguien va a la Ultreya, puede ir abierto a lo nuevo, abierto a las personas, como nos decía Eduardo, o puede ir en otra actitud cualquiera, a pasar el rato, o a fastidiar a los demás, o a criticarles.

Se trata, por tanto, de tener su grupo de amigos, donde se comparte lo que se vive en la vida normal, y uno o dos grupos, los que sean, en los ambientes donde estamos. Y eso ¿como se come? Ya tenemos un grupo de amigos, y ahora, ¿que hacen? Pues, reunirse. Reunirse una vez a la semana, porque la vida actual está montada sobre un esquema semanal. La programación de televisión, como casi todo, funciona por semana: el descanso de la gente, la actividad de trabajo, etc. Se reúnen todas las semanas, y hablan. Hablan entre ellos, y se cuentan lo que viven. Y, como son cristianos, lo que viven es amor a Dios y amor al prójimo. Y se cuentan las vivencias vividas desde la última vez que se han visto; lo que han vivido de amor a Dios, y lo que han vivido de amor al prójimo. Y esto es la Reunión de Grupo, así de sencillo. Esto se traduce en un esquema, donde primero se invoca el Espíritu Santo, para que se tome conciencia de que algo está empezando: a veces el rito ayuda al reto; pocas, pero ayuda. Así pues, empiezan con un pequeño rito, para resaltar "hombre vamos a empezar algo serio, vamos a empezar a intentar compartir nuestras vidas".

El amor que cada uno ha tenido a Dios, durante la semana, es de muchas clases. Normalmente el amor que tenemos a Dios lo ejercitamos a través de actos de amor al prójimo. Porque es el mismo amor.

Nosotros amamos a Dios normalmente a través de esa cara de Cristo, que es Pepito, que es Juanita. Así es. Pero hay veces que realizamos actos que son específicamente de amor a Dios. Y éstos son de dos clases distintas. Unas, que llamamos vivencias objetivas de amor a Dios; es cuando rezamos, cuando usamos los Sacramentos, etc.; la parte de piedad de la hoja de servicios. Son actos que metemos en nuestra vida, que objetivamente se refieren a Dios. Así la misa es un acto de amor a Dios, y la visita al Señor es un acto de amor a Dios; hacer el ofrecimiento de obras, ponerse en contacto con Dios al principio del día, etc., son actos que, por razón del acto, objetivamente, son teóricamente actos de amor a Dios. Luego los podemos hacer con rutina, con sueño, o con tensión por amor a Dios, o no. Y eso es lo que se trata de compartir en la Reunión de Grupo. No se trata de aquello de "yo he cumplido", "yo no he cumplido". Como aquél que decía: "Misas. Pues, yo tres, pues, yo cuatro, pues, yo cinco, pues, yo seis, pues, yo ocho, pues, yo mambo". No es eso. O que, después de eso tan telegráfico, sí y de no, cumplido y no cumplido, llegan al "momento", el otro dice "pues momento, yo el jueves a las tres-cincuenta", sin más. Porque sería lo mismo.

Hay que contar nuestra relación con Dios a través de estos actos objetivos de amor a Dios, y también a través de actos que no son objetivamente de amor a Dios, como ir andando por la calle, pero en lo que subjetivamente, dentro de nosotros, estamos sintiendo un gran amor a Dios. En ese momento, estamos sintiendo una gran unión con Dios. Y eso es lo que en un lenguaje normal llamamos "momentos cerca de Cristo". Son los actos de amor a Dios, aparte de la hoja de servicios, los actos subjetivos de amor a Dios, los momentos cerca de Cristo, lo que compartimos entonces en nuestra Reunión de Grupo.

Después intentamos compartir también las vivencias que hemos tenido de amor al prójimo. Cuando hemos intentado amar al prójimo durante la semana, pues han pasado dos cosas: que las cosas nos han salido como pensábamos o no nos han salido como pensábamos, han salido distintas. A las primeras, en las que ha salido lo que queríamos, la gente, en la calle, a eso le suele llamar un éxito; y a las que no salen como queremos, la gente suele llamarles un fracaso. Y lo de "apostólico" quiere decir que es en acto de amor al prójimo. De modo que, después de convivir nuestras vivencias de amor a Dios objetivo y subjetivo, compartimos en la reunión nuestras vivencias de amor al prójimo, dividiéndolas en dos partes; y eso creo que es también un gran hallazgo del método de la Reunión de Grupo. Porque si se preguntara sólo: "bueno, ¿qué has hecho por los demás?", pues el que va a la Reunión en plan seductor, en plan de "yo valgo mucho", se dedicaría a contar solamente los éxitos; y el otro, el que tiende al pesimismo, el que necesita precisamente descubrir lo bueno que es todo lo bueno que tiene, ése se dedicaría solamente a contar fracasos. Y por eso hemos separado estas dos clases de vivencias. De la misma manera que la vivencia del amor a Dios, la hemos dividido en lo objetivo y lo subjetivo, en la piedad y los momentos, la vivencia de amor al prójimo se ha dividido en éxitos y fracasos. Alguien decía muy bien, aquello de que los listos son los que digieren los fracasos y los tontos son los que no digieren los éxitos; para avanzar, tenemos que tener las dos cosas.

Después, a continuación de eso, cada uno en el grupo se dedica a proyectar qué es lo que va a vivir la semana siguiente, para encomendarlo a la intendencia de todos. Porque la vida de cada uno es tan importante como un cursillo, y necesita también intendencia; y esa intendencia nos la dan nuestros amigos del grupo normalmente.

De ahí, que cada uno diga qué proyecta vivir durante la semana siguiente; cada uno en su vida. Esto es lo que se llama el "plan apostólico", o los planes apostólicos de cada uno: "¿Que vas hacer en tu familia, en tu trabajo, en tus diversiones, en tus ambientes? ¿Que tienes programado?". Y también puede haber algo que se proyecte vivir todos juntos durante la semana que viene. Compartir lo que proyecta vivir cada uno en su ambiente, es el plan apostólico; y si algo lo van a vivir todos juntos, pues esto serán las "actividades propias del grupo". Y así, así de sencilla, es la Reunión de Grupo. Se reza finalmente un Padre Nuestro por los planes, y se vuelve cada uno a su casa.

Bien; Reuniones de Grupo hechas así, con este esquema tan sencillo, pueden durar seis horas, pueden durar cuatro, o pueden durar diez minutos. Diez minutos son muy poco, pero alguna reunión he hecho de diez minutos y muy buena. Pero lo deseable es que en la Reunión de Grupo, todos tengamos realmente la sensación de que nos han tratado como personas; de que nuestra vida interesaba al otro, y no solamente porque era curiosa, o porque era bonita, no. Sino porque era suya; porque la vivía como una cosa de él, porque somos su amigo. Eso es lo esencial de la Reunión de Grupo, y debe definir su duración.

Creo que además convendría decir algo, quizá, aunque ya es tarde, sobre qué procesos suelen seguir los grupos. Cada grupo como es natural tiene su proceso, y de eso no se hacen series, ni copias. Pero algo se puede decir, del proceso de los grupos, porque a los grupos les pasa lo mismo que a los cursillos en general: como es un método tan sencillo, es muy frágil. Y alguien, siempre, desde dentro o desde fuera, intenta manipularlo y llevar las aguas a su molino. De la misma manera, para la Reunión de Grupo, como es tan sencilla -la hemos explicado en un ratito-, todo el mundo intentaba encontrar otra forma mejor. Me parece que tengo ya archivadas unas 75 formas que se han inventado por ahí, de hacer la Reunión de Grupo, porque creen que "así" es mucho mejor. Para unos hay que meter un rato de comentario de Evangelio, o de otro texto, para que la gente comparta lo que sepa; o, para que compartan lo que tengan; para que compartan no sé qué. Todo esto ya hemos visto que no es correcto. Y por más idas y venidas y vueltas que le den, al final resulta que lo más sencillo, lo más eficaz y lo más perdurable, es este esquema de Eduardo, del año cuarentaypico. Es así de sencillo, y por eso funciona. Funciona cuando queremos. No cuando le dejamos funcionar.

Bueno, hablábamos del proceso de los grupos. Normalmente el grupo, desde que nace, está sometido a una serie de influencias, de injerencias desde fuera o de inferencias desde dentro. En plan rápido, podríamos comentar que todos hemos vivido influencias desde fuera: de repente, a poco de montarse una reunión con gente que ha salido del cursillo, a alguno de ellos ya le han descubierto algo "mejor" que los cursillos. Ya le han dicho: "Hombre, si lo de cursillos esta bien; lo que pasa es que es para gente con poca cultura, de clase media y tal; pero realmente, tú vales mucho: lo mejor para ti sería que te pasases por los retiros que hacemos, o que fueras a la comunidad de base de tal sitio". Y el pobre hombre, pues ha descubierto algo "mejor", donde evidentemente le quieren utilizar para que mejore aquello. Me parece muy bien. Pero, primero descubre algo mejor que la Reunión de Grupo, Y después aquello "mejor" mejora, pero él no. En los grupos se mete normalmente la influencia de algo que sirve para otra cosa. Y hemos dicho que el grupo de cristianía, que el grupo de cristiandad, no es 'para', es 'por' algo.

Además de ésas, hay otras injerencias en el grupo desde fuera. Desde que al reverendo más amigo de uno del grupo no le cae bien lo que otro dice, y se crea un triángulo entre opiniones que rompe el clima; o bien hay inferencias más próximas: la mujer de uno o el marido de la otra se ponen celosos, se quejan de que sale mucho, de que "estás mejor con tus amigos que conmigo", etc. Todas estas cosas así, tan humanas, como solemos decir, son realmente frecuentes, pero poco cristianas. Hay muchas veces que ese grupo recibe estas pequeñas agresiones y no las digiere bien.

Otras veces el proceso negativo sale desde dentro. Por ejemplo, es muy frecuente en la vida de un grupo, que se haya fastidiado el resorte, que se haya cambiado el clima esencial, porque alguien haya llevado lo material a la Reunión de Grupo. Uno va y pide; pide para él o para otros; pide dinero, pide trabajo, pide lo que sea. Creo que lo que nos contaba ayer Armengol, del ciego que forma parte de su Reunión de Grupo, al que nunca se le había ocurrido comprarle un cupón, es realmente significativo en ese aspecto. Los grupos se suelen fastidiar por esto, porque no están para compartir lo que se tiene, sino lo que se vive.

Cuando alguien se empeña en compartir lo que se sabe, o en compartir lo que tiene, con todo eso empiezan las diferencias dentro del grupo. Lo mismo, cuando alguien quiere llevar a dentro del grupo, la discusión de sus creencias políticas o sus creencias de otra clase. Eso es lo que se cree, no es lo que se vive. El estará convencido de todo esto, pero que cuente lo que vive al calor de esas ideas, sin ponerlas como tema de discusión. Luego, en su organización política, tratará lo que sea, ya estrictamente político. Pero no mezclemos los campos.

Yo quisiera solamente que seamos conscientes de que la Reunión de Grupo es el signo de identidad de los cursillos. Donde hay Reunión de Grupo, los cursillos no morirán.

Los cursillos pasan temporadas muy malas en una serie de lugares, ustedes perdonen que se lo digamos los que venimos de fuera, pero en esta época en Mallorca, esto es casi "Alicia en el país de las maravillas". Normalmente por ahí los cursillos están mucho más problematizados y mucho más fastidiados que aquí.

Sin embargo, estén seguros de que quedan Reuniones de Grupo en muchos sitios, y cuando donde sea subsiste una Reunión de Grupo, ese movimiento tiene capacidad de resurrección; ese movimiento tiene capacidad de vuelta a arrancar. Y yo quisiera que fuéramos absolutamente conscientes del momento histórico que pasamos, de lo que tenemos, y lo que tenemos que tener. Porque realmente la genuinidad de los cursillos, montados sobre la Reunión de Grupo, es lo que puede llevar este movimiento a hacer feliz el mundo. Hacer ese mundo basado en una relación de amistad, que veíamos el otro día, y que estoy absolutamente convencido de que es posible.

Pero, ¿que es lo que suele pasar muchas veces? Suele pasar que la gente en lugar de dedicar su creatividad a lo que debería, que es a renovarse él mismo, y a renovar el ambiente suyo en que normalmente se mueve, tienen siempre la tentación de ejercitar su creatividad con los cursillos. ¡Caramba, como si no estuvieran ya creados! Pero es así. Va sucediendo en muchos sitios, y conviene que todos lo sepan, también y principalmente los que estáis en Mallorca. Sucede en otros lados y puede suceder aquí pasado mañana, si aflojan ustedes la atención. Sucede en muchos sitios lo que nos decía ayer también Armengol; que, como hay mucha distancia del ideal a la realidad, hay dos formas de corregirlo: o subir la realidad al ideal, que es lo que intentamos hacer con el método de cursillos, tal cual es; o bajar ese ideal, para que entonces sea más fácil conseguirlo. Y eso es lo que suele suceder. La gente se encuentra con un método frágil, con un método que puede manipular; se encuentra con eso, y baja el ideal. Y entonces el cursillo se convierte simplemente en una forma de pasar tres días en una especie de gozo espiritual, y de contactar una serie de gente con una serie de sacerdotes, o de parroquias, o de organizaciones, pensando que así luego este hombre puede llegar a ser santo. Pero no les interesa en absoluto el Cursillo de verdad; no piensan que ese Espíritu Santo pueda realmente hacer santos de verdad a todos los asistentes al cursillo en ese momento. Por eso hay tanta gente que se dedica continuamente a ir cambiando cosas de cursillos, pensando que así se realizan mucho mejor ellos y que además van a mejorar los cursillos. Yo les diría, que lo hicieran, pero que no les llamaran cursillos; que esto ya existe; que eso es así, y "no la toquéis más, que así es la rosa"; pero esta tendencia a cambiar cosas seguirá existiendo, porque los cursillos, además de ser eficaces resulta que tienen un cierto prestigio en todo el mundo. Ahora este fenómeno está bastante centrado en España; cada vez se pone de moda un cambio concreto, unas veces se centran en cambiar la Reunión de Grupo y después apuntarán al cursillo, queriendo cambiarlo de arriba abajo, disminuyendo en realidad cada vez más el papel del seglar, etc.

Quizá lo último que está de moda y conviene mencionarlo, porque no ha salido a lo largo de todo el cursillo de cursillos, es la moda de hacer cursillos mixtos. Quizá me pase en dos minutos, pero desearía hablar del tema.

La gente cambia cosas de cursillos por gusto, porque le parece mejor y porque se creen que saben mucho más que nosotros. Yo también creo que son más listos que nosotros; pero los cursillos son así. Lo que tenemos que tener muy claro, son los principios, los principios psicológicos y los principios evangélicos que motivan el cursillo. El cursillo es algo totalmente pensado para que el hombre se encuentre consigo mismo, con Cristo y con los demás, ya lo hemos dicho. Y resulta, que cada uno entre de nosotros llevamos a cuestas nuestra persona, lo que somos de verdad, y el personaje, el personaje que representamos en la vida. Nuestro exterior. Siempre hacemos nuestro papel de teatro, nuestro personaje. Ese personaje es lo que sale cuando estamos ante los demás. Cuando estamos ante alguien que para nosotros es alguien. Eso sucede especialmente antes de conocer a Cristo, y a veces después vuelve a salir; pero estamos hablando de antes. Por eso solemos decir que en el cursillo no deben estar nunca juntos el padre con el hijo, ni deben estar dos que sean íntimos amigos, ni el jefe con el subordinado. ¿Por que?

Pues, porque entonces automáticamente en el cursillo el empleado adopta el papel del empleado Y el otro el papel del jefe, el otro el papel de padre, etc. Se siguen refugiando en su personaje, y no dejan pista libre a su persona, que es lo único que necesita abrirse de verdad en el cursillo, para conocerse a sí mismo, para encontrarse con Cristo y para encontrarse con los hermanos. Pues bien, una de las limitaciones normales -porque los hombres y las mujeres somos así de imbéciles-, que nos hacen adoptar figuras de personaje, suele ser el estar entre gente del otro sexo. Es así; psicológicamente es así. Y hacemos el tonto, hacemos el machito, o hacemos la coqueta, o hacemos otro papel, pero seguimos con nuestro personaje, como nos pasa en muchas otras cosas. Pues de la misma manera que sigue siendo verdad que al mismo cursillo no deben venir personas que estén relacionadas entre sí por un grado de dependencia, o por un grado de negocio, o de enemistad, de la misma manera, por ese mismo motivo, no por nada más, no es conveniente que el cursillo sea mixto.

Lo mixto tiene que ser todo lo demás. Así de fácil. Porque cuando uno ya se ha encontrado con Cristo, ya se ha encontrado con su persona, el personaje que se cuide muy bien de utilizarlo solamente cuando esté encima de un escenario. Pero que no lo utilice en la vida. Y por eso, todo lo demás del postcursillo tiene, gozosamente, que ser mixto, porque no hay almos y almas, sino que sólo hay hijos de Dios y personas, en estas cosas del Señor. Pero en el cursillo, de verdad, no compliquemos las cosas, no las hagamos en plan "moderno".

Y de verdad, no resisto a callármelo: lo que me repatea más, es que la gente que quiere eso, y que dice que nos oponemos porque somos sexistas, es exactamente la misma gente que nos dio de palos, porque no tiene otra palabra, en el momento en que nosotros nos partimos las narices para que hubiera cursillos de mujeres, para que las mujeres pudieran entrar en la Ultreya, para todo esto. Porque no sé si lo recordáis, pero yo creo que hay en el mundo solamente tres personas que han recibido un montón de palos psicológicos de muchos lados, por culpa de los cursillos. Y dos de ellas están aquí hoy. Una es Eduardo, otra es Maite y otra es Margarita. Porque la puesta en marcha de los cursillos de mujeres ha sido una de las aventuras más gordas que nos ha pasado, y que más disgustos nos han dado. Pues bien, quien iba a decir que al cabo del tiempo, los mismos, con nombres y apellidos, los mismos que nos decían, que sólo queríamos hacer el cursillo de mujeres para buscarle una novia a Eduardo, los mismos nos dicen ahora, que no lo hemos entendido. Pero el único efecto de mover todo eso ahora es que parecerá más moderno pero los cursillos se convertirán en tres días deliciosos, de charlita espiritual. Y me parece muy bien; lo pasarán muy bien, irán a sus parroquias, y aumentarán las obras que haya en la parroquia, o en la asociación a la que, pertenezca el cura que ha dirigido el cursillo o los seglares que lo han acompañado. Funcionará. Funcionará durante una temporada. Después, "¿a que no?". Después vendrán diciendo una vez más: "Oye, y ¿cómo decíais que lo hacíais?" Y entonces tendremos que decírselo.

Pero no quisiera esperar a entonces. Y aquí me descubro ante los amigos de Barcelona, que cuando se han encontrado las puertas de la normalidad del método cerradas, porque el tinglado no quiere admitir el montaje de la vía automática, han montado otra vía, otro movimiento. Con autorización de la jerarquía, pero han montado otra cosa. Y no pasa nada. Porque, hombre, los cursillos de cristiandad son esto, no son lo otro. Aquello, que lo llamen de otra forma, que me parecería muy bien; pero a Eduardo se le olvidó pasar el nombre por el Registro de la Propiedad.

Pero hay que ver. Hay que ver, que a todo el mundo se le ocurren cosas para mejorarlas. A todo el mundo. Los cursillos no sé si habrán suscitado muchos santos por ahí, pero complejos de fundador han generado un montón. Yo había oído hablar muchas veces de partos múltiples, pero al revés no. Tantas madres para una sola criatura, no. Aquí todo el mundo es fundador. Es algo serio. Y habría que convencerles, de que no, que también ellos tienen su sitio al sol, hombre; que el fundador es el fundador, pero ellos pueden ser "Centenario", pueden ser "Terry" o "Soberano". Pero no se lo decimos. El tema es éste. Ha salido una serie de gente, que dice que ellos fundaron los cursillos, y que no tienen nada que ver. Y el que no analice eso, llegará a la conclusión normal, de creérselo y tergiversar el método según las opiniones de estos personajes.

Hay una expresión del historiador francés Ellermeier que no me resisto a leerla, porque creo que hemos de tenerla muy presente. Dice este autor que "un fenómeno histórico puede captarse adecuadamente sólo cuando se iluminan sus comienzos".

Tendremos que iluminar de verdad los comienzos de los cursillos, y hacer la vertebración de hechos de una vez, porque ya está bien. Los cursillos no tienen tantos fundadores. Muchos de los que ahora se lo llaman o se lo dejan llamar sin ponerse colorados, son gente que al principio de Cursillos a lo mejor colaboraban esporádicamente como "artistas invitados", pero que hasta que los Cursillos no tuvieron renombre, los despreciaban cordialmente; o que desde el principio estuvieron intentando coartar el dinamismo del movimiento, llevando sus aguas al molino de algún concreto tinglado pío. Y ahora dicen que debe haber cambios sustanciales en el método, porque nunca los han entendido y siempre los han manipulado. Y a éstos se unen otros que han llegado después, Y que con el pretexto de adaptar los cursillos a lugares nuevos o a los nuevos tiempos, como son muy listos, no se les ha ocurrido consultar con los iniciadores del método, sino ponerse a cambiarlo a su gusto. Y así nos luce el pelo.

Les aseguro que la mejor forma de captar lo fundamental cristiano, lo genuino del Evangelio, es decir que lo fundamental cristiano es lo fundamental cristiano. Pues lo mismo pasa con Cursillos.

Pero a pesar de este panorama, hay algo esencial, Y es que hay gente en muchos lugares haciendo reunión de grupo, en amistad y en Evangelio. Y la solución es sencilla y está en nuestras manos; se trata de potenciar los grupos, de contactar a los que en todo el mundo viven la reunión de grupo, de crear esa Ultreya invisible y subterránea que haga reflotar toda la potencia de lo fundacional, de lo auténtico.

Por favor, si de los que estamos aquí, a alguien no le gusta el mundo como es, y si a alguien no le gusta la gente, y si a alguien no le cuadra el Evangelio, por favor, por favor, que se dedique a otra cosa.

Pero quienes pensemos jubilosamente que en este mundo está todo por hacer menos la Redención, y que por tanto está todo hecho ya; quienes creamos en el hombre, en Cristo, y nos guste la realidad -la maravillosa y puñetera realidad de cada día-. Esto sin más rollos, sin complejos, volquémonos en hacer aquí realidad lo que ya es verdad: que los hombres, por Cristo, pueden ser amigos; que el mundo puede tener sabor de reunión de grupo; de esa Reunión de Grupo infinita que forman el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

Muchas gracias y De Colores!

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