Cursillista del primer cursillo de Cala Figuera.
En verano del año 2017 fuimos a visitar a Francisco Grimalt, que asistió al primer cursillo de Cala Figuera en agosto de 1944. Nos recibió junto a su esposa en su casa de veraneo en Porto Petro. Francisco es natural de Terrassa, de un pequeño pueblo llamado Rubí y veraneaba en Mallorca en casa de unos tíos. Por motivo de la Guerra civil, se quedó unos años en Mallorca, cursó sus estudios de bachillerato en Felanitx. Actualmente reside en Rubí y es dermatólogo de profesión, en el momento en el que lo visitamos nos dijo que aún estaba en activo.
Así fue la entrevista que tuvimos con él:
—Soy Francisco Grimalt Sancho, tengo 86 años, a punto de cumplir los 87 y participé, sin saberlo yo entonces, en el primer cursillo de Cristiandad que se celebró en Cala Figuera hace muchos años, cuando yo tenía solo 13 años.
¿Cómo conociste los cursillos?
—A través de Francisco Oliver de Felanitx, somos primos hermanos, familia y muy amigos. Él me habló de esto y me invitó. Fuimos varios amigos que estudiábamos bachillerato en el Instituto de Felanitx y esto constituyó el primer cursillo.
¿Qué recuerdas de aquel cursillo?
—Muchas cosas. La enorme personalidad de los que fueron profesores y nos dieron las charlas, a las que entonces les llamaban rollos. Yo no tenía ni idea de que estábamos empezando los Cursillos de Cristiandad. Fue una reunión para mi muy interesante, en que nos daban unos rollos y luego nos tocaba a nosotros, dar el rollo nosotros, comentar lo que habíamos oído.
Recuerdo que teníamos a nuestro conserje de la sala de estudios del instituto, el amo Pedro (“l’amo en Pere Coca”, era su apodo) que se trajo un cordero y lo mató para alimentarnos.
Hicimos el cursillo en una villa preciosa que fue dejada por una señora en Cala Figuera, fue muy agradable.
¿Quién fue el rector de este cursillo?
—Eduardo Bonnín y Riutord era uno de los profesores.
¿Recuerdas alguna anécdota que nos puedas contar de este cursillo?
—Recuerdo que fuimos en bicicleta desde Felanitx hasta Cala Figuera. Al llegar a esta casa tuvimos que guardar las bicicletas en los bajos de la casa. La escalera era muy estrecha, muy pronunciada, era yo un poco pequeño y bajo para aquella mole enorme que era la bicicleta, recuerdo que bajar por aquella escalera me supuso un miedo intenso a caerme yo y bicicleta escaleras abajo.
Recuerdo con especial interés a mi amigo Sebastián Mestre Roig, compañero de curso de bachillerato, íntimos amigos de adolescencia, que estuvo también en el Cursillo de Cala Figuera. Y me acuerdo de los baños que nos dábamos en Cala Figuera, entre medio de las barcas que aquí llaman “de bou”, barcas de arrastre que eran grandes en una cala tan estrecha como es Cala Figuera, lo recuerdo de una manera muy agradable. Los baños formaban parte del cursillo, era el tiempo de recreo, era verano y nos bañábamos en medio de las barcas.
¿Recuerdas qué sacerdote os acompañó?
—No, no lo recuerdo, no me acuerdo del sacerdote.
¿Qué ambiente religioso vivías en aquel momento?
—Yo vivía en casa de un tío, un hermano de mi padre que estaba casado con una hermana de un sacerdote, el Vicario Pou de Felanitx. Y viví siete años, el tiempo del bachillerato que hice en Felanitx en casa con un cura. Yo iba a misa, tal y como había ido yendo en mi casa cuando era niño en Rubí (Terrassa).
Antes del cursillo ¿conocías a Eduardo?
—No, lo conocí allí. Después del cursillo nos hemos encontrado dos veces más. Yo vivía en una población pequeña de Terrassa llamada Rubí, “Paco Grimalt de Rubí” me dijo Eduardo cuando me vio después de varios años.
Luego lo vi en el Pil.larí, donde se hizo un encuentro internacional y yo acudí. Sería un verano, yo estaba aquí de vacaciones y fui con Francisco Oliver, que todavía estaba vivo, y me llamó la atención la enorme variedad de países que figuraban entre los asistentes, chinos, Coreanos incluso, en este encuentro de Es Pil.larí, cerca del aeropuerto de Palma.
Francisco Grimalt guarda un grato recuerdo del Cursillo de Cala Figuera, aunque por circunstancias de su lugar de procedencia no pudo continuar la relación con los integrantes de ese histórico cursillo.