Sheelagh Winston
Canadá
«Conocí a Eduardo Bonnín en 1992 y, aunque al principio no comprendí totalmente su visión, su humildad y claridad transformaron mi vida. Sus palabras, “Cursillos aún está por estrenar”, resonaron profundamente y redefinieron el Movimiento en Canadá. Su amistad auténtica y su capacidad para ver a Cristo en cada persona marcaron mi corazón. Eduardo, con su ejemplo, me enseñó a vivir el Evangelio con sencillez, alegría y un profundo respeto por la dignidad de cada individuo.»
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Salvador Escribano Hernández
Mallorca
«Cuando participé en el primer Cursillo de Cala Figuera en 1944, jamás imaginé que esta experiencia transformaría tantas vidas a nivel mundial. Eduardo Bonnín nos marcó con su alegría, humildad y espíritu de amistad. Compartimos momentos únicos bajo los pinos, con charlas sinceras y reflexiones en la capilla. Este Cursillo fue una aventura inolvidable que llevo grabada en mi memoria y en las fotos que aún atesoro como testimonio de un inicio trascendental.»
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Ramón Armengol Rodo
Terrassa
«En 1955, asistí a un Cursillo en Mallorca que transformó mi percepción de Dios y la fe. De vuelta en Terrassa, la amistad con cristianos fervientes como Ramón Bassiner y Damián Vidal me ayudó a profundizar en el Movimiento. Aunque mis encuentros con Eduardo Bonnín fueron esporádicos, su carisma y ejemplo marcaron mi vida, enseñándome a enfrentar dificultades con confianza total en Dios. Eduardo encarnaba un cristianismo sencillo y profundo, que sigue inspirando nuestras ultreyas tras más de 50 años.»
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Paquita Coll Arribas
Mallorca
«Conocí a Eduardo Bonnín Aguiló en un momento muy difícil de mi vida, y desde entonces mi gratitud hacia él no tiene límites. Su capacidad de valorar a cada persona me brindó una seguridad y fuerza que nunca antes había sentido. Eduardo era un amigo genuino, lleno de humildad y siempre dispuesto a escuchar. Sus frases, su sentido del humor y sus gestos como las pajaritas de papel me recordaban constantemente la importancia de la amistad y la sencillez. ¡Gracias, Eduardo, por tanto!»
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Oswaldo Meloni
Argentina
«Aunque mi tiempo físico con Eduardo Bonnín Aguiló fue breve, esos 90 minutos en su despacho dejaron una marca imborrable. Desde mis primeras experiencias en Cursillos, mi búsqueda me llevó a descubrir el carisma fundacional, algo que Eduardo encarnaba con su mirada positiva y su genuino amor. A través de encuentros, cartas y amistades, aprendí que el Evangelio se vive con sencillez y alegría. Eduardo es una luz que guía, incluso en las luchas y desiertos, hacia un Cristo vivo y cercano.»
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Onofre Arbona Miralles
Mallorca
«Tuve el honor de participar en el primer Cursillo de Cristiandad en Cala Figuera en 1944, sin imaginar el impacto mundial que tendría. Eduardo Bonnín fue el rector, y su dedicación a la causa de Cristo me marcó profundamente. A lo largo de mi vida, colaboré en diversos cursillos y en la revista Proa, disfrutando del ambiente de amistad de las ultreyas. Eduardo fue una inspiración constante, su entrega y carisma sembraron en mí una fe que aún hoy me acompaña. ¡De Colores!»
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Miguel Rigo Albons
Mallorca
«Participar en el primer Cursillo de Cristiandad en Cala Figuera marcó mi vida de manera profunda. Tenía 23 años, y como presidente de Acción Católica de Felanitx, llegué pensando en hacer campaña para Santiago. Sin embargo, lo que encontré fue transformador: momentos de reflexión junto a una cruz sencilla, charlas inspiradoras de Eduardo Bonnín, y una experiencia de comunidad inolvidable. Ver cómo aquella pequeña semilla ha crecido hasta alcanzar al mundo es un milagro que sigue emocionándome. ¡De Colores!»
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Marco A. Rosales Valdés
México
«Tuve el honor de conocer y aprender de Eduardo Bonnín Aguiló, cuya huella en México es imborrable. Su carisma y entrega, evidentes en innumerables visitas durante más de 50 años, siempre mostraron una fe y un compromiso inquebrantables. Desde los primeros pasos de los Cursillos en México, Eduardo dejó una impronta de amistad y renovación cristiana. Su vida, pensamiento y obra siguen inspirando a quienes buscamos transformar nuestras vidas con esperanza y libertad en Cristo.»
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Luis Reyes Larios
México
«Conocer a Eduardo Bonnín Aguiló cambió mi vida y mi percepción sobre el cristianismo y el Movimiento de Cursillos. Eduardo transpiraba amistad, sencillez y espiritualidad, y veía en cada persona un potencial único. Me impactaron su humildad y su convicción de que Cristo es la solución a todos los problemas. Cuando lo escuché hablar, sentí como si bebiera del agua viva prometida por Jesús. Hoy, siento el llamado a transmitir su carisma fundacional y su amor por Cristo con humildad y pasión.»
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Leyla Graciela Hamuy
Argentina
«Conocí a Eduardo Bonnín Aguiló en noviembre de 1991, durante su visita a mi ciudad, Resistencia. Su humildad y claridad dejaron una huella profunda en mí. Aunque al principio no comprendí completamente su mensaje, con el tiempo y lecturas como las de Francisco Forteza, entendí la verdadera dimensión de su carisma fundacional. Eduardo me cautivó con su sencillez, sabiduría y amor a los Cursillos, mostrándome la importancia de valorar a cada persona y vivir con una fe renovada y auténtica.»
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Juan Ruiz
Los Ángeles
«Conocí a Eduardo Bonnín en 1977, en Los Ángeles, donde su autenticidad y humildad dejaron en mi esposa y en mí una "huella" imborrable. Su amistad reflejaba el amor de Cristo: natural, desinteresada y llena de alegría. Durante 30 años, nos enseñó con su ejemplo a vivir en amistad con Dios las 24 horas, siempre atento a nuestras preguntas y necesidades. Eduardo irradiaba sencillez, entusiasmo y fe, cualidades que siguen iluminando a quienes tuvimos el privilegio de conocerlo.»
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José Luis Vega
Estados Unidos
«Mi vida cambió al conocer a Eduardo Bonnín Aguiló. Después de años de dudas sobre mi fe y el Movimiento de Cursillos, el encuentro con Eduardo fue revelador. Con su humildad y sencillez, aclaró mis dudas y se convirtió en un amigo cercano. Hospedarlo en mi hogar fue un privilegio; su forma de vivir el Evangelio era una inspiración constante. Cada conversación reafirmaba mi esperanza en un mundo mejor, y nuestra amistad perduró como un regalo divino. ¡De Colores!»
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Guillermo Estarellas Nadal
Mallorca
«Desde que conocí a Eduardo Bonnín Aguiló, quedé impactado por su fe inquebrantable y su visión anticipada. Aunque no fuimos amigos íntimos, compartir con él momentos clave como el primer Cursillo numerado en San Honorato me dejó huellas imborrables. Eduardo era un modelo, un hombre adelantado a su tiempo, cuya energía y carisma inspiraron a jóvenes como yo a impulsar los Cursillos. Su legado sigue vivo como un árbol frondoso que da cobijo y esperanza a miles de cursillistas en el mundo.»
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Gianluigi Genovese
Italia
«Eduardo, cada vez que miro tu foto, siento tu sonrisa y el impacto profundo que dejaste en mi vida y en Italia. Conocerte fue un privilegio que me enseñó la trascendencia de la amistad y a ver a cada persona con los ojos de Dios. Desde jóvenes hasta adultos, inspiraste a todos con tu humildad y sabiduría. Nunca olvidabas a tus amigos, y tus palabras, "Adelante, amigo, no te canses", resuenan en mi corazón, dándome fuerza para seguir caminando con fe y esperanza. ¡Gracias, Eduardo!»
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Gail Terrana Niagara Falls
Estados Unidos
«Conocí a Eduardo Bonnín en 1995 durante mi primer Encuentro Nacional en Denver, y quedé fascinada por su llamado a mantener el Cursillo sencillo. Su visión y el carisma fundacional que compartía inspiraron mi fe y mi deseo de profundizar en los orígenes del Movimiento. Años después, en Mallorca, su humildad y sabiduría me impactaron profundamente, mostrándome el amor de Dios en acción. Eduardo ha sido para mí un padre espiritual cuya guía sigue animando mi vida cristiana.»
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Francisco Ramis Oliver
Mallorca
«Como sacerdote y cursillista, reflejar 75 años del primer Cursillo de Cristiandad es emocionante. Desde joven, vi cómo el Espíritu Santo usó a Eduardo Bonnín para transformar vidas. Participé en ultreyas y cursillos que moldearon mi ministerio sacerdotal. Aunque me alejé por un tiempo, en mi jubilación he vuelto a estos encuentros, renovando mi fe y compromiso. Con gratitud a Eduardo, ruego continuar siendo instrumento de amor y gracia en el camino hacia Jesús. ¡De colores!»
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Francisco Grimalt Sancho
Mallorca
«Fui parte del primer Cursillo de Cristiandad en Cala Figuera cuando apenas tenía 13 años, una experiencia que marcó mi vida. Recuerdo con especial cariño a Eduardo Bonnín, uno de los profesores, y los rollos que compartíamos, tanto escuchando como participando. Las anécdotas, como bajar la bicicleta por una empinada escalera, y los baños entre barcas en Cala Figuera, forman parte de recuerdos entrañables. Aunque no mantuve contacto continuo, el Cursillo dejó en mí una huella profunda y llena de gratitud.»
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Francesc Ventura I Rubi Espluges
Barcelona
«Conocer a Eduardo Bonnín Aguiló transformó mi vida. Desde que lo vi sirviendo una cena, su humildad me impactó profundamente. Eduardo me mostró la fuerza de la amistad como medio para comunicar el amor de Dios. Siempre respetó la libertad de cada persona, siendo un profeta adelantado a su tiempo. Su carisma y sabiduría encarnaban las ideas que profesaba, inspirándome a trabajar por un Movimiento de Cursillos auténtico. Es como una estrella que ilumina el camino en la vida.»
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Eulalia Queralt
Barcelona, Gran Canaria
«Desde que conocí a Eduardo Bonnín Aguiló, experimenté su impacto en mi vida como una guía luminosa. A través de mi padre y mis experiencias en Cursillos, Eduardo dejó huellas profundas en mi fe y vida cotidiana. Admiré su humildad, paciencia y dedicación. Fue un amigo cercano, incluso en momentos difíciles, ofreciéndome consejos que me transformaron. Eduardo encarnó el carisma fundacional de Cursillos con una sinceridad y amor que permanecerán vivos en mí y en muchos.»
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Efisio Pilloni
Italia
«Desde mi primer encuentro con Eduardo Bonnín Aguiló, quedé impactado por su humildad y la calidez de su atención. Su presencia en Italia siempre transmitió amor y fe genuina. Admiré su capacidad de conectar personalmente con todos, incluso recordando cumpleaños para enviar felicitaciones. Eduardo no solo testificó sobre Cristo, sino que también encarnó el carisma fundacional de los Cursillos de Cristiandad, dejando una huella indeleble en cada comunidad que visitó. Su amor por Italia fue recíproco y eterno.»
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Luis Reyes Larios
Miami
«Siempre sentí que el tiempo que compartí con Eduardo Bonnín Aguiló fue breve, pero de una calidad incomparable. Su humildad, energía y carisma eran inagotables, siempre dispuesto a responder preguntas y compartir con sinceridad. Cada encuentro dejaba un "sabor a poco", pero también sembraba semillas de amistad y alegría. Eduardo vivía con una naturalidad encantadora, creando lazos profundos y dejando una huella imborrable en mi vida y en la de todos los que tuvimos el privilegio de conocerle.»
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Ramón Rosselló Nadal
Mallorca
«Conocí a Eduardo Bonnín Aguiló cuando tenía 14 años, pero nuestra amistad creció años después, marcada por confianza mutua y sinceridad. Eduardo veía en cada persona un amigo, no un instrumento. Admiré su capacidad para guiarme sin imponer, alentándome a encontrar mi propio camino hacia Dios. Su fe, pragmatismo y respeto por la laicidad de los Cursillos fueron constantes. Eduardo era único: humilde, optimista y dedicado, dejando huellas imborrables en mi vida y en la de otros.»
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Jaime Galmés Tous
Mallorca
«Tuve el privilegio de compartir 50 años junto a Eduardo Bonnín Aguiló, en los que fui testigo de su carisma y entrega. Eduardo era un visionario, dotado de una gracia especial para guiar a las almas hacia Cristo con humildad y perseverancia. Nuestra reunión de grupo fue un espacio de aprendizaje y fe viva, donde experimentó y perfeccionó sus ideas. Su legado trasciende su ausencia; no lo añoro porque entendí su mensaje, un llamado constante a vivir y transmitir la gracia de Dios. ¡De colores!»
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Jaime Galmés Tous
Mallorca
«Cuando Eduardo Bonnín me llamó para invitarme a un Cursillo en Inca, nunca imaginé el impacto que tendría en mi vida. Eduardo no adoctrinaba, sino que dejaba que el Espíritu Santo guiara. La reunión de grupo que formamos con él fue un espacio de fe viva, donde la amistad y el Evangelio se unieron para moldear mi vida entera. Eduardo me enseñó a centrar todo en Dios, y gracias a él, intenté vivir mi vida plenamente conforme al Evangelio.»
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Jesús R. Valls Flores
Mallorca
«Hablar de Eduardo Bonnín Aguiló es para mí explorar una de las raíces principales de mi vida. Su amistad me enseñó que Cristo es la respuesta a mi existencia, no como solución inmediata, sino como fuerza transformadora. Eduardo inspiró mi fe, no con persuasión, sino con su autenticidad. Me mostró que vivir el Evangelio es un acto de libertad, alegría y descubrimiento personal, integrando mi vida cotidiana con Dios. Su legado sigue vivo, animando mi alma cada día.»
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Bartolomé Arrom Gual
Mallorca
«Conocer a Eduardo Bonnín Aguiló fue un privilegio que marcó mi vida. Lo admiré por su humildad, autenticidad y por la coherencia entre lo que pensaba, decía y hacía. Compartí años de reuniones y conversaciones con él, aprendiendo de su visión profunda sobre el hombre concreto y su dedicación inquebrantable al Movimiento de Cursillos. Eduardo me enseñó que la humildad y la autenticidad son claves para transformar vidas.»
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El legado
Un mensaje que sigue transformando vidas
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