Me dieron el título de este rollo, SOBRE EL PENSAMIENTO Y LA MENTALIDAD DE EDUARDO. Os digo la verdad, no me he atrevido a atacar esto del pensamiento y la mentalidad de Eduardo. No me siento ni capacitado, ni es mi forma, ni lo sé hacer, así que confieso que el título se va a quedar en otra cosa. Algo saldrá de lo que pensaba Eduardo y algo saldrá de lo que pensaba Eduardo me imagino, porque yo de lo que voy a hablaros es de MI RELACIÓN Y AMISTAD CON EDUARDO.
Va a ser difícil que no me emocione… Porque claro es rememorar muchas cosas, muchas vivencias…
Conocí a Eduardo cuando yo tenía 14 años, aproximadamente, quizás menos… Fui primero a la Ultreya y después al cursillo, y entonces me encontré con Eduardo también allí y conocí a Eduardo más bien a distancia… …Mi relación y amistad fue posterior y fue fruto y consecuencia de mi amistad con Xisco. Yo empecé mi reunión de grupo en el año 55, cuando yo fui a cursillos en el año 55 en abril y en verano de este mismo año 55, empecé mi reunión de grupo que no sé si era ad experimentum o como era, pero era prácticamente una reunión de grupo con una seriedad y con quince años… ha marcado mi vida. En esta reunión de grupo entró Xisco Forteza posteriormente y claro la edad, la adolescencia, 15, 16, 17 años y mi amistad con Xisco que era muy profunda y verdadera, muy autentica, yo vivía de rentas de Xisco. Él se veía con Eduardo, tenía contacto con Eduardo, nos traspasaba las ideas y yo vivía de rentas a través de Xisco. Pero Xisco se fue a estudiar a Madrid y entonces, claro, todo el curso ya perdías el contacto, solamente por carta, y entonces llegó un momento que las pilas me fallaban y ya no tenía carga para aguantar todo el curso y entonces fue cuando me decidí a ir a ver a Eduardo. A partir de ahí se inició con Eduardo una relación de amistad semanal, a veces nos veíamos dos o tres veces por semana y él me fue haciendo… metiendo toda la… lo que hacía Eduardo, que sin darte cuenta te iba sacando esquemas te iba sacando aquello… te iba mentalizando. Entonces tengo que decir que mi relación con Eduardo ha sido una relación de sentirte siempre protagonista de una amistad yo nunca me sentí víctima de un plan apostólico… Una amistad con admiración y sin adulación. Tampoco voy a adularle ahora después de muerto, nunca le adulé en vida, nunca os lo puedo asegurar. Nunca adulé a Eduardo, tampoco lo voy a adular ahora. Y ya os he dicho que he visto muchas adulaciones interesadas pelotas rabiosos y que después, se nota que son interesadas cuando después traicionan. Una fidelidad, comentábamos ayer con Tomeu Arrom, que muchas veces, él también, no estábamos de acuerdo y lo discutíamos. No siempre estuvimos de acuerdo, pero esa fidelidad, esta sinceridad de autenticidad y de confidencias, de respeto mutuo. Y sobre todo de confianza, en los dos sentidos, confianza de fiarte y confianza de poder expresarte tal como eres y poder pensarlo como dice aquello que con el amigo se puede pensar la vida en voz alta. Una comunicación fluida siempre… después de una relación de cincuenta y tantos años de esta amistad podéis comprender que a mí me bastaba ver levantar los ojos a Eduardo para entender que quería… …Que había entrado alguien que no venía y que había que salir a atenderle, o que venía uno de estos que dan consejos a los nuevos cursillistas y que les dicen que tienen que cumplir la hoja de servicios y que tienen que rezar el rosario, esto a Eduardo le repateaba. Yo nunca, y aprovecho ahora para decirlo, nunca, nunca oí a Eduardo decir hay que cumplir la hoja de servicios, nunca, nunca le oí decir hay que ir mas a misa, nunca oí a Eduardo decir hay que cumplir con la moral. Eduardo motivaba, hablaba de tener contacto con Dios y hablar de Dios, de hablar con Dios y saber escuchar a Dios. Pero nunca dijo el cómo… … Porque Eduardo se movía siempre en el campo del criterio y del porqué, nunca del cómo y dejaba que cada uno buscara su cómo… Eduardo a mí me reñía, os digo la verdad, porqué yo no lo sé yo no lo vi nunca meterse con nadie, conmigo si, en privado. Dos o tres o cuatro veces me dijo Ramón esto no. Y me acuerdo una vez que tuvimos una muy fuerte y al cabo de unas semanas me dijo Ramón perdona porque no estuve en mi sitio. También era capaz de esto Eduardo. Esta complicidad era de las cosas que yo me siento más orgulloso de que cuando veía levantar la cabeza a Eduardo, ver que tenía que hacer algo…
Quería también hablar de Eduardo, de su seglaridad. Eduardo fue, como ya se decía ayer, el era muy celoso de su seglaridad y de la seglaridad de los cursillos. Ayer se escuchó en la intervención de Roma, que hablaba de esto de la laicidad de los cursillos. Pero Eduardo era respetuoso con los sacerdotes, crítico, pero con respeto. Los que le hemos tratado lo sabemos que con los obispos con… era muy respetuoso, incluso con esto he discutido con él, porque yo soy más radical, pero él tenía un gran respeto por los sacerdotes, pero muy celoso de la seglaridad de los cursillos. Que no se pudieran clericalizar, que no fueran clericalizados. Por desgracia en España están totalmente clericalizados y para esto tuvo que luchar mucho.
Tenía una autenticidad vital…
Una gran fidelidad. Fidelidad a todo a lo auténtico, a lo amigos, a la verdad, fidelidad a la Iglesia, y yo voy a hablar a la fidelidad a las personas. Una persona que hace años que no viene a la ultreya y Eduardo hasta que pudo andar cada semana iba a saludarla, Antonia, ¿cómo estás? y se volvía…
Los conflictivos le preocupaban. Esto que salió ayer que toda persona que sufría a él le preocupaba es verdad, yo soy testigo. Cuando veía a alguien que sufría él hacía lo posible para ayudarle y le interesaban mucho los conflictivos… porque decía que son los… que nos quitan la tontería. Y esto de los conflictivos sobre todo hubo una época en que era lo que él cuando veía que nos íbamos instalando siempre nos buscaba un amigo conflictivo para que nos quitara la tontería y esto es así. Y a veces él decía este no sería este, si no tuviera al otro que le da las castañas.
Lo pío no le gustaba… Esto es una faceta poco conocida de Eduardo, pero es así…
Que le preocupaba Cristo, Persona y Amistad. Su normalidad no era nada normal de Eduardo. Él nos predicaba la normalidad, pero él, de verdad, era una persona normalmente anormal o anormalmente normal, no sé cómo decirlo, porque él que todo lo hacía normal, pero no me digáis que una persona que las 24 horas del día… De todas formas cada uno es su circunstancia, porque yo me acuerdo una vez que me hicieron un juicio sumarísimo unos cursillistas que querían quitar hierro a los cursillos quitar densidad y me dijeron, una pregunta Ramonet, yo era jovencito, que tiempo dedicas a Dios a Jesús tú, que tiempo dedicas a Cristo, para hacerme ver que yo era anormal, porque yo no era un juerguista, no era tal, sino que me dedicaba a las cosas de Dios y tal, y le dije todo el tiempo menos cuando hago el tonto. Lo que pasaba es que yo hacía muchas veces el tonto y Eduardo lo hacía menos veces. Por lo tanto es lo mismo. Cada uno de nosotros le dedicaba totalmente y hacía menos el tonto.
Disfrutaba de las cosas pequeñas y de las importantes…
Tenía una memoria privilegiada. Recuerdo que fuimos con él a Tortosa muchísimos años y no sé si Ramón estaba allí en la ultreya de Tortosa, fuimos con el marido de Mayte, con Esteban que nos llevó con el coche, y ahora hace 6 o 7 años me dijo Ramón te acuerdas cuando estuvimos en Tortosa que habló fulano y tal, tal, tal… Eduardo solamente me acuerdo de que estuvimos en Tortosa no me acuerdo de nada más. Pues él se acordaba de quién había hecho el rollo, se acordaba de todo. De los detalles de las personas.
Tenía un gran pragmatismo, decía que lo mejor es enemigo de lo bueno, siempre salvar lo posible, por esto aguantaron los cursillos por esto este pragmatismo, Tuvo que aguantar de los obispos, de los sacerdotes, pero su pragmatismo decía si para poder pasar… lo que necesitamos es agua, que, en lugar de una botella y media, ya la llenaremos el año que viene pero ahora pasamos media y consentía por su gran pragmatismo. Era una persona pragmática. Lo posible, lo imposible ya lo hará Dios.
Pero al mismo tiempo un perfeccionismo. Lo que estando bien puede estar mejor. Una persona controvertida. Era en cada momento lo que convenía. En un momento dado decía no está bien lo que estando bien puede estar mejor y otras veces decía que lo mejor era enemigo de lo bueno. Este era Eduardo, en cada momento estaba con este pragmatismo.
Una gran capacidad de aguante. Tuvo que aguantar, por ejemplo, en la Ultreya del año 66 en Roma que le encargaron “Finalidad de los Cursillos”, mandarlo antes y que se lo censuraran. D. Sebastián Gaya, que tanto me da, era un censor. Era un inquisidor que cogía lo que no le gustaba de Eduardo lo cortaba y esto es verdad, y es así. Porque yo lo he visto, lo puedo decir porque yo lo he visto. No hablo de oídas, hablo de primera mano. Hasta que murió el Dr.
Herbás, Eduardo lo respetó. Le imponía que cuando le llamaban para ir a Méjico, para ir a donde fuera, tenía que llevar un cura con él. Porque no se fiaban de él. Y el aguantó y aguantó todo.
Yo he hecho una cosa, que a lo mejor a vosotros no os va a servir de nada, pero a mí me ha servido. Una cosa que hace años quería hacer y al tener que hablar hoy me ha dado motivos para hacerlo. Lo que ha sido, faltan cosas, una cronología de hechos que han ido sucediendo y que yo he vivido en primera persona durante todos estos años.
En el año 1955 el Obispo Herbás se va a Ciudad Real y entra en Mallorca el Obispo Enciso. El Dr. Herbás era, vosotros lo sabéis el que apoyó los cursillos… y se va a Ciudad Real.
En el año 56 ya muy cerca después de haberse ido el Dr. Herbás, el Dr. Enciso hace publicar su pastoral en que prohíbe los Cursillos totalmente Eduardo prohibió totalmente intervenir en nada y los cursillos se paran, no prohibió la reunión de grupo porque no podía, porque no podía el obispo prohibir que cuatro o cinco personas se vieran pero a punto estuvo, a punto estuvo dicen, esto solo puedo hablar de oídas que tenía la excomunión de Eduardo en la mesa y no se atrevió, no se atrevió a excomulgarle. Os podéis imaginar lo que allí pasó. Fue ahí donde yo os decía al cabo de un tiempo yo tuve necesidad de conectar directamente con Eduardo. Porque no había Ultreya…
Pastoral del año 56 del Obispo Enciso. Ahí hubo la necesidad de la Ultreya en la Plaza Mayor, porque no nos veíamos, estábamos desperdigados, había quien tuvo una buena reunión de grupo y pudo perseverar y quién no pues se despistó y desapareció. Entonces la Plaza Mayor fue un aglutinante de poder seguir viéndonos cada semana.
En el año 62 se publica Vertebración de Ideas…
Hicimos el primer Cursillo de Cursillos allí en Son Saletas…
Muere el Obispo Enciso y es nombrado D. Rafael Álvarez, que esto también vale la pena. Cuando Eduardo nos enteramos a través de Xisco o a través de la prensa, que habían nombrado a D. Rafael Álvarez Obispo de Mallorca por el fallecimiento del Dr. Enciso, Eduardo conocía al Obispo D. Rafael de Guadix, estaba en Guadix y había participado en Cursillos, quería mucho a los Cursillos y se conocían con Eduardo. En seguida, en seguida que Eduardo supo que habían nombrado a D. Rafael nos reunió y nos dijo “creo que ha llegado el momento de cerrar la Ultreya de la Plaza Mayor, porque viene Obispo nuevo y puede encontrarse aquí con un problema. Nosotros no hemos de ser un problema hemos de ser la solución, por tanto cerramos el tenderete y nos sumamos poco a poco a la Ultreya oficial” y Eduardo se incorporó enseguida a la Ultreya. Cuando llegó el Dr. Álvarez a Mallorca el Obispo hacía el besamanos que se hacía cuando llegaba el Obispo nuevo, fue muy bonito porque Eduardo que había estado proscrito, condenado, apartado y tal, llegamos allí detrás de Eduardo, Eduardo delante, nosotros para besarle la mano al Obispo, y cuando el Obispo, Eduardo se arrodilló con una rodilla para besarle el anillo que él estaba en un trono en una silla, no sé qué, el Obispo se levantó y le dijo “Eduardo”, y toda la gente que estaba en la cola que decía “quién puñetas debe ser este”. Fue muy bonito porque una persona que ha estado proscrita por el Obispo tal y que cual y ver que un Obispo, el nuevo Obispo le recibe con este cariño fue una cosa muy bonita.
Ultreya de Santiago de Compostela con Eduardo, Ultreya Mundial en Roma, impresionante, porque allí Eduardo… así como en España, pues le hacían el caso necesario e imprescindible, veías fuera como le trataban, esto era muy bonito…
Eduardo por encima de todo lo que planeaba era su Fe. Un hombre de una Fe profunda, una Fe arraigada, Fe en Cristo en la persona y la amistad. Eran los tres pilares que el predicaba y que él se lo creía. Él tenía fe en la persona, en Cristo y en la amistad. Me acuerdo de una entrevista que tengo grabada de la televisión que le pedían cosas de cursillos y en un momento dado le piden “Eduardo y tú, con todo esto de cursillos y tal, debes tener necesidad de tarde en tarde de retirarte solo para poder meditar y para poder…” Eduardo dice “no, a mi me gusta estar con la gente, lo que más me gusta es ir al Corte Ingles, porque allí hay mucha gente”, después le pide este mismo cura “Eduardo, viendo este mundo como está, tal y cual, que oración harías tu viendo el mundo lo mal que está, que oración harías” y él dice “yo no sé ninguna oración más bonita que el Padre Nuestro”. O sea que esto era Eduardo.
Su pasión por estar al día lectura, tecnología, quiso tener un ordenador, todo lo tecnológico le interesaba. Pero quería estar al día en todo…
Cuando yo hacía el rollo, o tú, o el de más allá, cuando decías alguna cosa bonita, coherente o con sentido, él lo apuntaba y después a lo mejor tú en un rollo suyo veías que aquello que tu habías dicho lo sacaba. Porque el siguió aprendiendo siempre.
Su optimismo. Con esto voy a terminar. Eduardo, ya lo han dicho aquí, era tremendamente optimista y del momento actual. Esto que ahora se dice que, si faltan valores, que, si el mundo está mal, que es verdad que está mal, que es verdad que faltan valores, pero faltaban más, está mejor que nunca. Eduardo esto lo decía y yo me habéis oído algunos decirlo a mí y pienso igual, el mundo está muy mal, la Iglesia está fatal, pero no había estado nunca tan bien. Porque ahora hacen callar a los desdientes y antes los quemaban. Por tanto, estamos mejor. Por tanto, el era sumamente optimista.
Tuve el privilegio de ser su chofer y acompañante durante muchos años, y pude recibir sus confidencias, esto es verdad. Y a mi cuando bajaba de una clausura me decía todo lo que había visto mal y yo decía “díselo a él” y no se lo decía, a mí me lo decía, para ver si yo se lo decía no lo sé. Pero siempre tuve este privilegio.
Y para mí cursillos es Eduardo y Eduardo es cursillos…
Para terminar esto voy a leeros… dedicatorias que Eduardo…
Año 1962, Vertebración de Ideas “Al buen amigo Ramón Rosselló, que también sabe expresar con su vida, lo limpio y bien que está jugando por Cristo, en testimonio de sincera amistad. Eduardo Bonnin”.
“Al buen amigo Ramón Rosselló. Testigo y testimonio vivo de fidelidad al Movimiento de Cursillos. Con afecto sincero y vivo en el Señor. Eduardo Bonnín” 1994 I Conversaciones.
“Al buen amigo Ramón Rosselló. Persona siempre dispuesta por las cosas de Dios y también dispuesta, siempre por un hombre que le debe y nunca le podrá pagar, haber podido asistir a misas, despedidas, mañanitas, clausuras y ultreyas. Con admiración sincera y vivo afecto. Eduardo Bonnín.”
“Para el buen amigo Ramón Rosselló. Cuyos actos de generosidad para conmigo son más numerosas que las estrellas del cielo”.
De colores.