Tal vez no sea la más indicada para escribir sobre las huellas de Eduardo Bonnín en Argentina, ya que soy consciente que muchos dirigentes de mi país lo conocieron antes y compartieron con él más momentos, pero el Señor a través de un amigo, me pide que lo haga y doy gracias por este pedido porque me permitirá manifestar el cariño y la admiración que siento por Eduardo.
A Eduardo lo conocí en una de sus visitas a Argentina, pero tengo que reconocer que, con anterioridad, cuando leía algún libro (El cómo y el Por qué, Vertebración de Ideas) o algún escrito, pensaba cuánto conocía a este querido movimiento y lo admiraba, aun cuando no lo reconocía como fundador, sino como el rector del primer cursillo en San Honorato.
Por eso, cuando en noviembre de 1991 en una de sus visitas a Argentina, Eduardo Bonnín estuvo dos días en una Diócesis vecina (Corrientes) y todo un día en Resistencia, mi ciudad; durante esos tres días, lo escuchamos hablar de Cursillos y personalmente lo escuché y no lo entendí, y lo entendí…
¿Por qué este juego de palabras? porque siendo su mensaje tan claro, simple y atractivo, no lo llegué a comprender en su real dimensión porque la información que había recibido hasta ese momento, como “verdad” de los Cursillos de Cristiandad, actuaron de barrera para comprenderlo totalmente.
Este Señor que me ama, me dio la oportunidad de ver en qué estaba equivocada y en que no lo estaba tanto, porque cambió mi visión. ¿Qué fue lo que hizo que cambiara? el libro de Francisco Forteza, Historia y Memoria de Cursillos, que lo compré allá por 1997 por sugerencia de un querido amigo.
Creo que después de este libro de Francisco Forteza, quienes alguna idea teníamos de que nos estaban contando dos historias distintas para el nacimiento de la misma cosa, comenzamos a indagar, a estudiar y a entender el porqué de tantos escritos de Eduardo Bonnín sobre Cursillos de Cristiandad y a interesarnos por conocer la verdadera historia y las ideas germinales de este bendito movimiento.
Eduardo estuvo muchas veces en Argentina, lamentablemente no puedo precisar todas esas veces, porque se pierden las fechas y los lugares en la memoria de sus dirigentes, pero sí puedo mencionar algunas ciudades, como Rosario (Provincia de Santa Fe), Río Cuarto y Villa María, ambas de la Provincia de Córdoba, Corrientes (Provincia de Corrientes), Resistencia (Provincia del Chaco), La Plata, Avellaneda y San Justo, estas tres últimas de la Provincia de Buenos Aires.
Este mi país con grandes distancias entre sus ciudades recibió a Eduardo Bonnín varias veces y en todas esas oportunidades ha dejado huellas profundas en los dirigentes de mi país, aun cuando nunca lo presentaron o consideraron fundador de los Cursillos de Cristiandad, sino como el primer Rector del Cursillo realizado en agosto de 1949 en San Honorato.
Generalmente se lo invitaba con motivo del Aniversario de alguna Diócesis y se aprovechaba su visita para llevarlo a otros lugares, en todos daba charlas o como en Río Cuarto, en agosto de 1992, donde dio todos los rollos en un Cursillo de Cursillos, aun cuando este tipo de encuentros no se realiza en Argentina y creo que no fue reconocido como tal (Cursillo de Cursillos) por el Secretariado Nacional y su Mesa Ejecutiva de esa época.
Quiero destacar dos visitas, sobre las que si tengo precisas las fechas y los lugares:
* En noviembre de 1991, más precisamente del 11 al 13 de noviembre, estuvo en la ciudad de Corrientes -capital de la Provincia del mismo nombre- los días 11 y 12 y el día 13 en Resistencia, mi ciudad.
En ambas oportunidades estuve presente y especialmente quiero señalar:
- En Corrientes, durante dos tardes, lo escuchamos hablar de Cursillos, de la Ultreya, de los jóvenes, de la alegría, de la vida.
Releyendo algunos apuntes tomados en aquella oportunidad veo frases como:
- El Cursillo es completo, pero no inmediato
- La verdad nos hace libres
- La Ultreya que entre a la vida y la vida que entre a la Ultreya
- La Ultreya es el lugar donde lo verdadero se hace oportuno, lo bueno se hace atractivo y lo posible se hace concreto.
- En la Ultreya la amistad continúa
- Si no tienes una sonrisa, no creerán que estás con Dios
- Del humor al amor no hay distancias
- En la alegría se comunica a Dios
- Santa María del Detalle
- En mi ciudad, Resistencia, la reunión realizada durante casi todo el día 13 de noviembre de 1991, fue más informal, pero no por ello rica en anécdotas y en claros conceptos sobre los Cursillos de Cristiandad.
Nos contó proyectos, hablamos del precursillo, de no poner límites por edad, de la necesidad de valorar a cada una de las personas, de contemplar las cosas con ojos nuevos.
De esa visita, además del cariño y el gozo de compartir con este ser excepcional que nos cautivó con sus palabras, con sus gestos y su amor a cursillos, nos quedó una foto que desde entonces está en el Salón del Movimiento de Cursillos de Cristiandad de la Arquidiócesis de Resistencia.
* En mayo de 1993, Eduardo una vez más vuelve a Argentina, en esta oportunidad visita La Plata con motivo de su 25 Aniversario, además de Avellaneda y San Justo, también con motivo del 20 Aniversario del movimiento en esta última Diócesis.
Tengo conocimiento de esta visita por testimonios de queridos amigos que viven en esas ciudades y que me trasmitieron el gozo de haber compartido con Eduardo temas del movimiento.
Algunos con picardía me cuentan que discutieron con quien consideraban el rector del primer Cursillo en San Honorato, sobre temas de quién iba primero, si el hombre o la mujer, otros impactados por su humildad, su amabilidad y convicción, escucharon verdades que no conocían y siguieron profundizando, escuchando las charlas que se grabaron, para ir descubriendo una verdad distinta a la que conocían y a maravillarse por la simplicidad del método que con tantas vegetaciones fue perdiéndola.
Destacan de estos encuentros con Eduardo algunas frases que los impactaron, como:
- La finalidad de la Escuela es preparar la Ultreya.
- La santa simplicidad de lo fundamental cristiano.
- Los alejados
Si bien durante todas las visitas a Argentina, Eduardo Bonnín no era considerado fundador del Movimiento de Cursillos de Cristiandad, creo que todos los que lo conocieron, han quedado impactados por su personalidad, por su humildad, por su sabiduría y simplicidad.
Indudablemente Eduardo siempre deja huellas y hoy, convencidos de que el Espíritu Santo lo eligió para ser depositario del Carisma de los Cursillos de Cristiandad, damos Gracias al Señor por habernos permitido conocerlo personalmente o a través de sus escritos o libros y yo especialmente debo dar Gracias porque me permitió volver a verlo en diciembre de 2005 y a seguir admirando su humildad, su sabiduría y su simplicidad.
Tengo hermosos recuerdos de ese Cursillo de Cursillos vivido en Mallorca y de la presencia de Eduardo, participando de todos los actos, escuchando todos los rollos como si era la primera vez los escuchaba y estando pendiente de las personas con una palabra, con una dedicatoria en un libro, con una sonrisa, es decir, en el detalle, como esa Santa María del Detalle de la que siempre hablaba y yo lo escuché por primera vez en el año 1991.
Hoy leo un artículo que escribí para nuestro Boletín Arco Iris a fines de 1991 y quiero destacar textualmente como comencé ese artículo:
“Del 11 al 13 de noviembre, tuvimos la Gracia de tener en el Nordeste a EDUARDO BONNÍN, rector del primer cursillo, de escuchar sus charlas, de asombrarnos con su memoria, de admirar su lucidez y sencillez y de dar gracias al Señor por su humildad y sabiduría. Durante esos días no pude dejar de repetir: ¡Tan sabio y simple! Y alguien me dijo “los sabios son simples”.
¡Tan simple y sabio! ¡Así es Eduardo, el fundador de los Cursillos de Cristiandad!
¡¡¡DE COLORES!!!