Hablar de Eduardo es para mí y en este momento de mi vida escarbar y descubrir una de las principales raíces que han dado y dan cada día savia a mi vida. Con él he construido mi vida y por este motivo acepto y aceptaré hablar de las ideas que a mí me ha trasmitido y que me ayudan cada día a vivir. Estoy muy contento...
...porque lo que tenemos en común la mayoría de los aquí presentes, como hemos podido oír en el día de ayer y esta misma mañana... por boca de sus amigos es que: No podemos explicar nuestra vida total y completa sin pronunciar el nombre de Eduardo.
Eduardo no ha sido una persona más, sino que, en mi caso, como el de muchos de vosotros, constituye el ADN, de la tendencia de nuestro comportamiento. Toda opción en mi vida ha estado ilustrada por su presencia de una forma u otra y siempre aparece inevitablemente, en el qué de mi persona y frente al cómo de mi comportamiento.
Eduardo es una persona que por su amistad y su pretensión primera de que todos descubriéramos y viviéramos más cerca de la persona de Cristo, me ha llevado siempre a la confianza de creer. De creer, que detrás de lo que yo busco está siempre lo que yo espero, porque Cristo siempre tiene la solución y la última palabra sobre mi cuestión existencial. Sobre lo que yo soy y sobre lo que a mí me pasa.
He aprendido que Cristo no resuelve los problemas de mi existencia, pero siempre me salva de que mi alma quede presa de ellos.
Cristo es la respuesta a todo lo que me ocurre, porque más allá de mis posibilidades está la fuerza que les dio origen. Y el que guarda la información sobre lo que a mí más me interesa. Adónde yo no llego, está siempre por encima, la fuerza de lo que soy. Y ese “SER”, guarda la información sobre mi mejor versión, sobre lo que yo mejor puedo ser, que es mi alma, que es mi ser de persona.
Eduardo consideró el cristianismo como aquella puesta en funcionamiento de las potencialidades del ser. De ser persona, que es lo que más somos todos. Eduardo siempre repetía aquella sentencia, tan valorada por el teatino, Padre Antonio Oliver (quien dijo que era la mejor aportación de los cursillos a las “ideas” de la fe): “El cristianismo es, la culminación de lo posible”.
Hoy os puedo decir, desde mi humilde perspectiva, que la Fundación de los Cursillos fue para Eduardo meramente circunstancial, o mejor dicho con circunstancial a su ser de persona, un brote natural de su alma. Eduardo no se puso a pensar la creación de un medio cristiano como estructura organizada para propagar o propagarse, como tantos otros casos que tenemos al alcance de nuestro conocimiento, sino que, en su ser, ebullía intrínseco la pretensión de que las personas se encontraran consigo mismas, y que la autenticidad del ser de cada uno pudiera dimensionarse y encauzarse con el descubrimiento íntimo del amor del padre. Por eso, aunque pueda parecer que toda su vida era Cursillos, os puedo asegurar que Cursillos no era toda su vida. Lo que ocurrió es que se dio la circunstancia histórica que le hizo autor de los mismos. Así, Eduardo no programó un “tinglado cristiano”, sino que dejó dócilmente extraer de sí mismo la inquietud de que los más posibles identificaran su ser de persona con la persona de Cristo.
Eduardo no tenía, a mi parecer, una capacidad persuasiva para crear simpatizantes a su persona y a su obra, sino que vivió y se desvivió en el empeño de hacer descubrir que, a la felicidad auténtica, sólo se puede llegar con las opciones del Evangelio. Un Evangelio que inicia sus andanzas en la persona, no cuando se alcanza por los meros sentidos, sino cuando cala en el ámbito de la libertad interior.
Eduardo se encontró una religión mitificada por la jerarquía y socializada en el ambiente de postguerra española (desde el año 1942), y visualizó la autenticidad de las personas lejos de la convocatoria religiosa. Su desafío fue unir ambas dimensiones, y años más tarde, definió los Cursillos como: “el intento de que la libertad del hombre se encuentre con el amor de Dios”.
Esto, queridos amigos, os puedo asegurar que el de Eduardo no fue un invento que escondiera afán de protagonismo para el montaje de un “negocio cristiano” [siempre dijo que el fundador era un coñac español y mirad en que lío nos encontramos ahora en todo el mundo Cursillista, teniendo que desenredar distintas tesis sobre la autoría de los Cursillos, debido a su humildad, por el empleo constante del plural mayestático porque siempre decía: cuando programamos... cuando fuimos al Obispo... cuando iniciamos...] Sino que lo que había en Eduardo era la concurrencia de un carisma. Eduardo no era él para sí, ni siquiera para los Cursillos, sino que su natural escondía las fuerzas para que generaciones contemporáneas y futuras de hombres y mujeres descubrieran que Dios los ama. Que supieran que pueden contar con Cristo y desterrar de sus vidas el sentido de soledad a que conduce la orfandad del mero bregar cotidiano.
-“Todavía no conozco a nadie que Cristo le haya decepcionado... me decía.”
Cuando escribíamos en su despacho “a vuelapluma”, y le gustaba mucho una cosa, saltaba sobre su silla y se removía con el mismo movimiento impulsivo que quién se asusta, se trataba de expresiones que pellizcaban el nervio de la idea global que su espíritu concebía.
La última vez que le vi ese gesto fue cuando le dije a mi modo de ver que: “los Cursillos son el intento constante y renovado de que la Resurrección de Cristo camine con los pies de lo cotidiano”.
Y es que Eduardo, con Cursillos, pretendía horizontalizar el mensaje del Evangelio y al tiempo levantar con el mensaje del “Ideal” el ser de cada persona a su propia altura de miras. Se trataba de conseguir que cada uno descubriera inevitablemente que la razón del ser pertenece a una naturaleza superior...
Se trataba de meter a Dios en la vida de las personas. Y si la vida es, lo que vivimos cada día... lo normal, lo cotidiano, las circunstancias y las personas del ambiente de nuestro entorno... La felicidad no puede consistir en arrancar a cada uno de ese ambiente suyo, sino de dotarles de Dios en su corazón para purificar el aire de cada uno y por cada uno en ese ambiente, en el que también los demás puedan descubrir a Dios.
Ese es el profundo y verdadero sentido del Estudio del Ambiente.
El Estudio, no es lo que tradicionalmente conocemos por estudiar... consistente en descubrir o profundizar en una ciencia o arte. Sino que en Cursillos (acepción absolutamente revolucionaria y nada más lejos del concepto formación) el estudio debe ser entendido como la apertura de la mente y el corazón para captar y comprender las cosas y para captar y comprender a las personas, incluso a Dios, que está siempre detrás de las cosas y de las personas, desde una perspectiva que busca al final con voluntad impetuosa la razón de la auténtica alegría.
La fe no es creer en lo que no se ve, sino dar un sentido a lo que se vive, logrando captar la onda. La fe es entrar en la frecuencia de Dios. La fe no nos puede servir para dar cuenta de un código moral, sino que es darse cuenta de todo lo que Cristo ha hecho por mí.
De esta forma, debemos definir la Religión, como el esfuerzo que el hombre ha hecho para acercarse a Dios, y la Fe como la comprensión de qué es lo que ha hecho Dios para acercarse al hombre.
El estudio del ambiente es caer en la cuenta de la forma en que puede afectarme a mí y repercutir en los demás el hecho de descubrir que Dios me ama. De cómo hacerlo, para no apagarme con la corriente de la rutina, de la que despierto con la frecuencia de los amigos y la luz de los sacramentos.
Eucaristía para abrirme y agradecer, y confesión para perdonar (perdonarme a mí y a los demás). Agradecimiento y perdón... agradecimiento y perdón... que equivalen a despertar y entender... despertar a la verdad que más me informa sobre lo que yo soy, y a entender que:
La vida es bonita, la gente es importante y que vale la pena vivir.
Por eso el estudio del ambiente es:
La primera tesis de Eduardo
El primer engendro de la vertebración de ideas de los Cursillos El primer brote del Carisma,
El Carisma es la identidad que indica la actitud que logra la proliferación de esta forma genial de entender el Evangelio. Así, en el frente de nosotros mismos, hay que actuar primero con las rodillas, después con la cabeza para llenar después el corazón. En el frente de los demás, hay que llenar primero el corazón para después ganar la inteligencia y lograr las rodillas.
Hablarle al sagrario en voz alta... mirar a los ojos del Jesús que está vivo… ayuda a determinar mi verdadera situación en las coordenadas y dentro del ámbito del misterio.
Para llevar a alguien al que quiera levantar la cabeza en el camino de su vida, primero hay que ganarles el corazón para después ganarles las ideas. Hay que hacerse amigo de los demás para que los demás quieran hacerse amigos de Cristo.
En los últimos años hemos hablado de Carisma Fundacional para distinguir lo que se pretende en otros lados con los Cursillos. En muchos sitios, lo que se pretende en el fondo, es sacar a las personas de sí mismas y de su ambiente y meterles en el “tinglado pío” que engrose la convocatoria de cada organización. Eso, es promover una industria de cristianos. Al final son como “cristianos en lata”, que están agobiados, que no rezuman libertad y alegría ante la noticia de la redención de su alma, y son: cristianos, incluso que dan “la lata” con la canción del serlo, o mejor dicho del hacerlo, porque en realidad hacen de cristianos sin serlo.
De ese cristianismo mediocre Eduardo siempre huyó, y acusó a los acomodaticios que lo promovían. Con Sacerdotes y Seglares esa fue su mayor lucha. Esta es la razón de identificarse o no con el Carisma, que es el de Eduardo, de su persona en la Fundación de los Cursillos, y por eso hablamos de Carisma Fundacional.
Los Cursillos del Carisma son los que proporcionan la caña de pescar, para que seas tú el que “te pesques” a ti mismo y para que ganes para ti tu circunstancia, cual idea profunda del ser Dirigente. Los Cursillos del Carisma son los que te proporcionan la conciencia sobre tu situación en el mapa de la vida, los que te proporcionan un carné de conducirte y que te hacen consciente de que: (como dijo el Valenciano Serra Estellés)
La libertad es el esfuerzo diario por no ceder ante:
- lo agradable que nos destruye.
- la oferta que nos denigra.
- el placer que nos ata.
- la comodidad que nos aletarga.
Estamos equivocados cuando pensamos que el Carisma es una tesis sobre la autoría de Cursillos o una filosofía advenediza sobre los mismos. Y esto hay que decirlo de una vez por todas.
Un Carisma es:
- Un don, un regalo...
- Que se da a una o varias personas concretas
- Que no es para beneficio propio, sino en virtud de los demás
- Y que está reconocido por la Iglesia.
Los dones no flotan ingrávidos en la atmósfera, sino que se predican de las personas en beneficio de los demás. No hay Carisma sin persona, y en Cursillos el Carisma es la persona de Eduardo. De tal modo podemos concluir; que EL CARISMA DE LOS CURSILLOS ES EL CARISMA DE EDUARDO. Su persona y la fuerza de su pretensión reveladora de un plan divino.
No soy teólogo; pero me atrevo a decir, como digo, que el Carisma de Cursillos, es el Carisma de Eduardo Bonnín, la fuerza inconmensurable para intentar y en muchos casos lograr que las personas abran su corazón a Dios. El Carisma es un ser, no un hacer.
Las ideas versan de un ser. Por eso, las ideas no son encuadrables constituyendo una ideología, como pura plataforma de ideas para responder a una realidad determinada. Las ideas del Carisma no son una mera tesis, sino que nos invita a un ser... a un despertar a la frecuencia de Dios, a tener “la antena puesta.”
...En el Carisma se está más desde la contemplación, desde el silencio, desde el dejar transparentar la fuerza de Dios a través de nuestra presencia llamada GRACIA. El Carisma es dejarnos influir por el amor, es alimentar la perspectiva renovada por el encuentro con Jesús, que nos hace ver con ojos nuevos las cosas de siempre. Lo cual está muy lejos de realizar un cometido pío.
Eduardo, su Carisma, el Carisma... no es un conjunto de ideas sino un estilo de vida, una manera de vivir. Por eso, él nos enseñó que no se trataba de la ideología (en la que basta con pensar, sino que nos conlleva a una mentalidad, que es una actitud del pensamiento.
...Al cristianismo de Eduardo, más que por la piedad y la oración, se llega mediante el sentido común, el sentido del humor, la humildad, la inteligencia y la fidelidad en la amistad, que se desprenden de la vida de Jesús en el Evangelio.
Por eso las tres columnas que aguantan el ser de Cursillos son: Cristo, Persona y Amistad.
La mentalidad de Eduardo es irreductible a palabras y conceptos. Las ideas que Eduardo aporta a la esencia de Cursillos son una vida. Pues igual que el Evangelio se desentraña con parábolas, Eduardo vivía de los ejemplos y del contagio del amor por la vida. Ejem: alguien que tiene un problema con su mujer no debe ir a la Iglesia a rezar, si no a la floristería, para decirle a su mujer que en realidad la quiere, la ama.
Es por eso que el Cursillo, aunque se haya pasado por él, no se puede explicar.... hay que vivirlo, porque no es un mero patrón de vida sino una manera de vivir. No puede decirse que Cursillos sea siquiera un mero sentimiento... “el Mallorca es un sentimiento...” pero el Cursillo es la vida. No una vida, sino la vida misma. Por eso en él no caben jerarquías ni organizaciones que alteren esta mística de aperturarse de pleno corazón en el meollo de la vida.
El Cursillo es la vida puesta en película de mi pretérito, un encuentro con mi libertad y un hallazgo de la persona de Cristo en directo. El Cursillo es un plan de vida (no un plan de adhesión por pertenencia a un movimiento) sino de proyecto de realización personal, y proyección constante de amistad en un mundo de amigos y de conquista de la alegría como consecuencia de haber optado por el sentido profundo y definitivo que me aporta la verdad de la Resurrección de Jesucristo.
...ahora os repito lo que dije en el funeral para poderlo pensar sosegadamente en este día...
- ¡QUERIDOS AMIGOS!: EDUARDO TAMBIÉN HA RESUCITADO!!! Y SEGURO QUE EN SÚBITO PORQUE DESPUÉS DE ESTA VIDA EN LA QUE HA ALCANZADO SU PROPIO IDEAL, NO PODEMOS DECIR QUE LLEGA SOLAMENTE A DORMIR EL SUEÑO DE LOS “JUSTOS” AUNQUE ÉL SIEMPRE REPETÍA LA SENTENCIA “DECIDLE AL JUSTO QUE BIEN”. SINO QUE DEBEMOS DE ACOGERNOS A LA EXPRESIÓN DE ¡BIEN POR EDUARDO! POR HABER CONSEGUIDO QUE LOS MÁS POSIBLES VIVAN ALEGRES, SABIENDO QUE DIOS LOS AMA.
- AHORA QUE SEGUIREMOS, CON SU APOYO, EL VIAJE DESDE LA PIEL DEL HOMBRE AL CORAZÓN DEL HOMBRE, PARA IR COMPARTIENDO EN AMISTAD LA AVENTURA DE IR SIENDO PERSONA, IREMOS ESCUCHANDO A SU VEZ, LOS ECOS DE LO CIERTO, LA VOZ DE GUÍA A UNA SANTIDAD NORMALIZADA EN NUESTRA VIDA COTIDIANA.
- CONTENTOS PERO NO SATISFECHOS, PARA DAR AL MUNDO UN ESCÁNDALO DE ESPERANZA, EN PROCESIÓN MICROSCÓPICA DEL GRAN AMOR DE CRISTO, INVOCANDO A LA VIRGEN DEL DETALLE, PARA SEGUIR FIELES AL EVANGELIO QUE NI PASA, NI PESA NI PISA, ABIERTOS Y ATENTOS PARA LLEVARLO AL CORAZÓN DE LOS MÁS POSIBLES, CUAL ENCARNACIÓN DE LO PRETENDIDO, POR LA VÍA DE LA NORMALIDAD Y SIEMPRE MEDIANTE LA AMISTAD, HASTA LA CULMINACIÓN DE LO POSIBLE.
- YA HAY RECTOR PARA EL CURSILLO DEL CIELO EN EL QUE SE CANTARÁN LAS MAÑANITAS CON SU CANCIÓN…. ¡QUE DETALLE SEÑOR HAS TENIDO CONMIGO!, CUANDO ME LLAMASTE, CUANDO ME ELEGISTE, ¡CUANDO ME DIJISTE QUE TÚ ERAS MI AMIGO! ¡QUE DETALLE SEÑOR HAS TENIDO CONMIGO!
- APLAUDIENDO AL SAGRARIO EN EL QUE YA ESTÁS PRESENTE, ASÍ TE DESPEDIMOS, TAL CUAL SEGUIREMOS EN ESTE TIEMPO.
- TIEMPO HÁBIL, TIEMPO FELIZ, GRAN EDUARDO, CRISTIANO BONNÍN, HINCHE NUESTRA ALMA DE PLENO SENTIDO LA AMISTAD DE UN APRENDIZ.
¡Queridos amigos!
En una sociedad líquida como la nuestra, es decir, que lo es porque en ella ya quedan muy pocas cosas mínimamente sólidas (porque ni la política está dotada de altruismo, ni la moral se desarrolla por convicción, ni la religiosidad cuenta muchas veces con la fuerza de la fe... ni las instituciones, ni las universidades, ni la justicia, ni el gobierno, ni siquiera en muchos casos la Iglesia, porque todo está “patas arriba” de sus fundamentos)... Constituyen una respuesta a nuestras búsquedas.
En esta sociedad hacen falta referentes. Eduardo ha sido un referente. Su vida, su mentalidad, su Carisma tienen hoy mucho que decir a todo lo que está pasando...
Y nosotros tenemos una responsabilidad (esto es, capacidad de respuesta). Una responsabilidad muy elevada. Pues este Eduardo debe estar al alcance de los más posibles y a través nuestro tiene que hablar a todo el mundo.
Nosotros somos todos un poco Eduardo. Y necesitamos un marco para que toda esta verdad llegue a los más posibles. Y eso lo debemos hacer, logrando que los Cursillos crezcan y desplieguen toda su fuerza, desde lo que son y vayan caminando hacia lo que deberían ser, informándose y descubriéndose a la luz de la verdad que le dio origen. FEBA dice ser ese marco, en el que se pueda poner a disposición la aportación esencial de Eduardo a la Fundación de los Cursillos.
A Eduardo le conocí cuando yo tenía 15 años y él 70, murió con casi 92 años. Ha estado presente en la construcción de mi persona durante toda mi juventud. Ha asistido a todo mi ser, desde mi confirmación (padrino) hasta mi boda con Luisa. No me ha fallado nunca... Hemos compartido innumerables aventuras en Mallorca y en diversas partes del mundo.
Os puedo asegurar que todos los días hablo con él y me sigue repitiendo en mi conciencia todas sus sentencias: (¡Ja voras jefe... tot s’adobarà...) y comentamos como siempre todo lo que pasa.
Con el tiempo resuena con más fuerza en mi alma, aquello de que “el hombre cargado de honores ridículos muere aplastado bajo la influencia de un fútil saber, una vez que ha olvidado lo que había intuido en su juventud”.
Sé que con todo esto de Eduardo… ya tengo la idea más importante de mi vida.
Tengo el privilegio de haber compartido una amistad íntima con él, una relación de amistad que no la considero mía, sino que la concibo toda ella como un legado y a la vez un mandato que debo volcar en los demás. Mi amistad con Eduardo es también vuestra por eso la quiero seguir compartiendo por mucho tiempo con vosotros. Incluso en medio de la DENSIDAD de cosas que vivo ahora.
...¡Mirad!, todo esto tiene que llegar mucho más allá. Los Cursillos no pueden ser una organización, aunque necesiten organizarse (esto lo teníamos muy claro con Eduardo). No por estar en la organización se está en Cursillos.
La encarnación de lo pretendido radica en ser dirigente de uno mismo, para intentar contagiar en amistad a los cercanos, alejados de Cristo, la inmensa de verdad de que: el saberse amados por Dios, es el único camino para llegar a la auténtica felicidad y tanto es así, que me atrevo a decir que lo que no sea esto, no es Cursillos.
Este es el principio al que cualquier “tinglado eclesiástico” amenazaba con sus benditas pretensiones, que, aunque buenas, devenían impertinentes para la verdad que este pseudónimo del Espíritu Santo llamado Cursillos esconde.
Así pues;
Comunicar la mejor noticia: que Dios nos ama Por el mejor medio: la amistad
Hacia lo mejor de cada uno: que es su ser de persona, es la tarea a la que debemos encomendarnos. Este patrimonio no nos lo podemos quedar para nosotros y convertirlo en un bien fungible del que nadie detrás de nosotros pueda disfrutar y de que sea asequible depende de nosotros.
Al revés, debemos promover su naturaleza revalorizando desde el Sagrario Evangelio nuestra labor. El Señor nos dijo en la última cena que “no tuviéramos miedo”. Y en Emaús (cuando el Señor hizo ademán de pasar adelante) “Estad alegres porque estaré con vosotros hasta el final de los tiempos”. Así lo creo con Eduardo. También estará con nosotros.
En los últimos años creo que he trabajo y he tenido posturas que nos han acercado a la Iglesia, pero no debemos confundir que, aunque somos Iglesia, Cursillos tiene su Carisma propio. Igual que no se puede servir a dos Señores, no se puede vivir la identidad de dos Carismas.
Nuestro mejor tributo a la amistad de Eduardo es intentar acerca a los demás, no el mero recuerdo de su persona, sino su verdad. La verdad de que apostando siempre y sin flaqueza por Cristo escode el sentido de nuestra felicidad.
¡Que todos los hombres y mujeres del mundo... VIVAN SABIENDO QUE DIOS LOS AMA!
¡De colores!